Esta es la razón por la que no debe comer tarde, lo explica un experto
Comer tarde puede tener impactos negativos en su salud, afectando procesos naturales del cuerpo que son esenciales para un funcionamiento adecuado.
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Comer tarde en la noche es un hábito que muchas personas han adoptado debido a diversos factores, como el ritmo acelerado de vida, las largas jornadas laborales o el trabajo nocturno. A menudo, la falta de tiempo durante el día obliga a las personas a recurrir a una comida tardía o incluso a comer antes de irse a dormir. Sin embargo, a pesar de que pueda parecer una solución rápida o conveniente, este comportamiento puede tener consecuencias negativas para la salud a largo plazo, especialmente cuando se trata de la digestión y el metabolismo.
El doctor William Guerrero menciona que la última hora recomendada para hacer ingesta de alimentos es, en promedio, entre las 7:00 p.m. y las 7:30 p.m. Comer en la noche puede afectar notablemente la calidad de tu sueño, provocando dificultades para conciliarlo, despertares durante la noche o, en general, un descanso no reparador. Esto se debe a que la comida tiene un efecto termogénico en el cuerpo, es decir, aumenta la temperatura corporal. Sin embargo, para poder iniciar el sueño, es necesario reducir al menos un grado la temperatura corporal.
Además, comer tarde puede alterar el equilibrio de dos hormonas clave en el proceso del sueño: la leptina y la grelina. Esto puede generar resistencia a sus efectos, lo que puede resultar en despertares con hambre o, en el peor de los casos, en la necesidad de levantarse durante la noche para comer.
Otro problema asociado con comer tarde es que la desintoxicación del hígado ocurre principalmente durante la noche. Al comer tarde, se elevan los niveles de insulina y azúcar en sangre, lo que interrumpe el ritmo natural del cuerpo, que está diseñado para trabajar durante el día y descansar por la noche.
Comer tarde puede alterar los ritmos circadianos, que son los ciclos biológicos que regulan el sueño y la vigilia. Estos ritmos también influyen en cómo el cuerpo quema calorías y procesa los alimentos. Cuando se come en horas tardías, el cuerpo tiende a almacenar más calorías en lugar de quemarlas, lo que puede contribuir al aumento de peso con el tiempo.
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