Esto significa tener las uñas pintadas todo el tiempo, según la psicología
Tener siempre las uñas pintadas puede revelar más de lo que imagina: desde rasgos de su personalidad hasta señales de su estado emocional, según la psicología.
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Para muchas personas, llevar las uñas pintadas es un hábito inseparable de su rutina diaria de cuidado personal.
Más allá de lo estético, esta práctica puede tener un trasfondo emocional y psicológico que revela aspectos de la personalidad y del estado de ánimo de quien lo hace, según distintos especialistas.
Un estudio publicado por Psychology Today señala que las rutinas de autocuidado, como arreglarse el cabello o pintarse las uñas, pueden convertirse en pequeñas herramientas de bienestar emocional.
En contextos de depresión o ansiedad, acciones como ducharse, peinarse o recortarse las uñas pueden resultar difíciles de cumplir. Por eso, mantener una rutina de embellecimiento puede ser interpretado como un acto de autocompasión y una manera de reafirmar que la persona importa, explicó la trabajadora social clínica Jennifer Gerlach.
Además, algunos análisis sugieren que tener siempre las uñas pintadas puede estar asociado a rasgos como el perfeccionismo, la necesidad de control o la expresión personal frente a las normas sociales. En ese sentido, el significado depende del contexto emocional y la personalidad de cada individuo.
La psicología del color también aporta claves sobre lo que puede reflejar la elección del esmalte. Los tonos seleccionados no solo responden a una moda, sino que transmiten mensajes inconscientes sobre emociones y estados de ánimo:
Así, elegir un color vibrante como el rojo puede reflejar confianza o búsqueda de atención, mientras que optar por tonos neutros como el blanco o el nude podría expresar serenidad y gusto por la sobriedad.
No mantenerlas decoradas también tiene un significado. Muchas personas asocian esta decisión con la practicidad, la simplicidad o el ahorro de tiempo.
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En algunos casos, puede relacionarse con una filosofía minimalista que prioriza experiencias y relaciones por encima de lo estético.
Asimismo, no pintarse las uñas puede ser una manera de distanciarse de las normas sociales que históricamente han asociado la belleza femenina con la apariencia. Para estas personas, se trata de un acto de autenticidad y de rechazo a estereotipos que dictan cómo debe lucir el cuerpo.
En conclusión, más allá de la moda o la estética, la psicología muestra que tener las uñas pintadas todo el tiempo —o preferir no hacerlo— puede ser un reflejo de la forma en que cada persona se relaciona consigo misma, con los demás y con su entorno social.