Latina contó cómo sobrevivió al tsunami de 2004; vio morir a su esposo
Una mujer mexicana relata cómo escapó con vida del tsunami de 2004 en Tailandia, mientras su esposo era arrastrado por el mar.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
El 26 de diciembre de 2004, la tierra tembló bajo el océano Índico y, con ello, cambió para siempre la vida de miles de personas. Un terremoto de magnitud 9.1 provocó una serie de olas gigantescas que golpearon con furia las costas de varios países del sudeste asiático. Entre los afectados estaba Karen Michan, una mexicana que se encontraba de vacaciones con su esposo, Jacobo, en la paradisíaca isla Phi Phi, en Tailandia.
En el pódcast ‘Más allá de la rosa’, Karen compartió con detalle cómo vivió los momentos de terror durante el desastre natural y cómo sobrevivió a una de las tragedias más grandes de la historia moderna.
“Era una mañana como cualquiera”, recordó. La pareja había salido a desayunar y luego regresó a su habitación. Karen se encontraba en la terraza cuando notó que algo no estaba bien: decenas de personas corrían desde la playa hacia el interior de la isla. “Le grité a Jacobo que saliera, que algo estaba pasando”.
Desde ese momento, el tiempo pareció detenerse. Al mirar al horizonte, vio una imagen que no olvidará jamás: una ola gigantesca se aproximaba con fuerza incontenible. “Nunca había visto algo así, era como un edificio que venía hacia nosotros”, relató. La pareja intentó huir, pero no lograron escapar. La ola los alcanzó. “Nos abrazamos, saltamos... y ya no tocamos tierra. El mar nos separó”.
Karen logró sobrevivir gracias a que se encogió en posición fetal, lo que la protegió de los múltiples objetos que flotaban en el agua, como ventanas, puertas y fragmentos de construcciones. “Sentía que me estaba ahogando, veía mi vida en recuerdos. Pensé que moriría”, narró.
Mientras luchaba por mantenerse a flote, recordó las palabras que Jacobo le había dicho un día antes: “Si a ti te pasa algo, yo me muero”. Logró sacar la cabeza del agua y tomar una gran bocanada de aire. Al llegar a tierra firme, se encontró sobre un colchón, rodeada de escombros, pero viva. “Pensé que era un sueño”, dijo.
La desesperación la llevó a buscar a su esposo entre los restos del desastre. “Gritaba su nombre, pero me dijeron que venía otra ola. Tenía que subir”. En ese momento, un hombre herido le pidió ayuda, pero otras personas la instaron a dejarlo. “Me decían: ‘Él no va a sobrevivir, pero tú sí’. Tuve que elegir entre su vida y la mía. Y elegí la mía”.
Publicidad
Mientras se resguardaba en un edificio, logró encontrar ropa en un tendedero y siguió ascendiendo hasta una zona más segura. Con esperanza, pensaba que Jacobo podría haber sobrevivido y que se reencontrarían. Pero al llegar la segunda ola, la destrucción fue aún mayor.
La confusión y el caos reinaron en las horas siguientes. Las personas corrían sin rumbo, algunas en estado de shock. “La gente se trepaba a las palmeras como Mario Bros”, comentó entre lágrimas. Decidió huir hacia la montaña junto a otros sobrevivientes. En su camino, una pareja —un hombre sueco y su esposa tailandesa— la auxiliaron. “Dios me los puso en el camino”, expresó con gratitud.
Ya en lo alto de la isla, Karen pudo hacer una llamada a su familia. “Eran las cuatro de la mañana. Llamé a mi mamá y le dije: ‘Una ola gigante’. Ella no entendía nada. Le pedí que prendiera las noticias y que intentara contactar a la familia de Jacobo. Yo no sabía nada de él, no lo había vuelto a ver”.
Publicidad
Además, contó que luego sus familiares lograron viajar a la isla, donde en medio de varios recorridos por hospitales descubrieron que Jacobo había muerto.