
En redes sociales se viralizó la historia de Chloe Broad, una azafata de 24 años que, tras terminar su relación sentimental, comenzó a sentirse constantemente agotada. Inicialmente, atribuyó su fatiga a una combinación de estrés emocional y desfase horario debido a su trabajo como tripulante de cabina.
Vea también
Sin embargo, al acudir al médico, descubrió una impactante verdad: padecía la forma más mortal de cáncer de piel.
Chloe, originaria de Exmouth, Devon (Reino Unido), relató que reservó tres semanas de descanso para recuperarse de lo que creía era un agotamiento extremo. Pero una semana después de regresar al trabajo, notó un lunar sospechoso en su brazo derecho, que estaba seco y le picaba.
"Rara vez usaba protector solar con un FPS alto, así que sabía que corría riesgo de cáncer de piel", confesó, según información que publicó el Daily Mail . "Nunca piensas que te va a pasar", agregó.
Publicidad
La joven admitió haber sido adicta a las camas solares, gastando cientos de libras al mes para broncearse. "Me bronceaba todos los días. Cuando empecé a oscurecer, usaba el máximo, que eran 24 minutos. Lo hice durante seis meses", contó. Ahora, lamenta haber invertido tanto dinero en algo que, lejos de mejorar su apariencia, le dejó una gran cicatriz en el brazo y puso en riesgo su vida.
Afortunadamente, los médicos lograron extirpar las lesiones cancerosas durante la biopsia y confirmaron que habían eliminado todo el cáncer. Chloe se encuentra actualmente en remisión, pero deberá someterse a controles semestrales durante los próximos cinco años para detectar posibles lunares cancerosos.

La experiencia la llevó a abandonar para siempre el hábito de tomar sol y a advertir a otros sobre los peligros de las camas solares. "Definitivamente estoy más paranoica con mis lunares ahora", dijo. "Me siento tonta por haber gastado todo ese dinero para ser más atractiva y ahora tener una cicatriz que se ve casi todo el tiempo".
Chloe también compartió que, durante meses, luchó contra el cáncer sin saberlo. "Mi sistema inmunológico estaba muy débil. Sólo quería quedarme en la cama pensando que tenía jet lag o el corazón roto, pero en realidad no tenía energía porque mi cuerpo estaba luchando contra este cáncer", explicó.
Publicidad
Ahora, opta por bronceadores en aerosol, una alternativa más segura y rápida. "Todavía me encanta el bronceado, pero no vale la pena arriesgar la salud (...) Preferiría no tener las cicatrices que dejó y haber ahorrado el dinero", dijo.