“Nos enamoramos de la idea, no de la persona”: psicóloga sobre por qué duele dejar a un 'casi algo'
La psicóloga Juliana Pérez Londoño, especialista en apego ansioso y relacionamiento, explicó por qué los vínculos 'no resueltos' causan tanto dolor.
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Estar en una relación que nunca se define, que ocupa espacio emocional pero no se concreta, es una experiencia común y, para muchos, profundamente dolorosa. Son vínculos sin nombre, sin acuerdos claros y llenos de expectativas que, cuando terminan, dejan una sensación de pérdida difícil de explicar.
Pero ¿por qué duele tanto un “casi algo” si nunca fue oficialmente una relación? La psicóloga Juliana Pérez Londoño, especialista en apego ansioso y relacionamiento, explicó en Casa Blu que este tipo de vínculos se caracterizan principalmente por la incertidumbre. “Es cualquier relación donde no estamos seguros de qué somos, hacia dónde vamos y qué podemos o no reclamar”, expresó.
Según la experta, uno de los principales motivos por los que resulta tan difícil soltar un casi algo es la idealización. “No nos enamoramos de la persona, sino de la idea que construimos de ella y de lo que creemos que va a llegar a ser”, afirmó.
A esto se suma la carga de necesidades emocionales no resueltas, que muchas personas depositan en ese vínculo esperando ser finalmente elegidas, vistas o validadas.
Pérez también explicó que permanecer en estas relaciones suele estar relacionado con carencias personales. “No es que seamos tóxicas o 'migajeras', como ahora se dice. Es que hay una necesidad interna que no ha sido trabajada”, indicó, insistiendo en que el verdadero trabajo no está en cambiar al otro, sino en revisarse a uno mismo.
Sobre el temor a preguntar “qué somos” o a dar el primer paso para definir la relación, la psicóloga indicó: pedir claridad no debería generar culpa. “Hablar desde lo que uno necesita es un acto de seguridad personal. Si el otro no está en el mismo lugar, eso no define nuestro valor”.
La especialista también diferenció entre un casi algo y una relación que se toma el tiempo de construirse. Mientras en el segundo caso hay conversaciones claras y acuerdos compartidos, en el primero domina el silencio, el miedo y la falta de definición, lo que puede extenderse indefinidamente y generar mayor desgaste emocional.
Para quienes atraviesan una situación así y quieren salir de ella, Pérez Londoño recomendó dos pilares fundamentales: la independencia y la autorregulación emocional. Tener una vida propia, redes de apoyo y herramientas para gestionar la ansiedad evita que la relación se convierta en el único sostén emocional. “La tusa hay que sentirla, pero no desde conductas que nos lastiman”, concluyó.
Finalmente, la psicóloga recordó que no existe un único modelo de relación válida, pero sí es indispensable reconocer las propias necesidades emocionales para evitar quedarse atrapado en vínculos que generan más dolor que bienestar.
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Escuche la entrevista completa aquí: