¿Cuál es el pecado imperdonable y quién lo comete? Esto dice el pastor Andrés Corson
El pastor Andrés Corson aclara cuál es el pecado que Dios no perdona y por qué. No es el que todos creían.
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La reflexión dominical del pastor Andrés Corson aborda con fuerza y claridad una pregunta que ha generado confusión durante generaciones: ¿Cuál es el pecado imperdonable?
Frente a ideas populares que consideran imperdonables pecados como el suicidio, el abuso sexual o el adulterio, Corson recuerda que Jesús mismo definió el pecado imperdonable como la blasfemia contra el Espíritu Santo.
A partir de Mateo 12, expone cómo los fariseos atribuyeron los milagros de Jesús al poder de Belcebú, y cita la advertencia directa del Señor: “A todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no se le perdonará a nadie” (Mateo 12:31).
Corson enfatiza que este peligro persiste hoy cuando algunos cristianos desacreditan las manifestaciones del Espíritu Santo presentes en iglesias pentecostales o carismáticas —como lenguas, sanidades o señales espirituales— y las califican de diabólicas. Advierte: “Atribuirle al diablo una obra que es del Espíritu Santo podría ser el pecado imperdonable”.
Por ello invita a la prudencia: “Si no lo entiendes, si no te gusta… shh. No digas nada. La sabiduría no juzga lo que no conoce”. Con esto, subraya que la división dentro del cuerpo de Cristo surge muchas veces por desconocimiento, tradición o doctrinas como el cesacionismo, que niegan la continuidad de los dones espirituales.
Finalmente, Corson recuerda que la evidencia del obrar del Espíritu Santo no debe buscarse en las formas externas, sino en los frutos: vidas transformadas, jóvenes apasionados por Dios, hambre por la Biblia y multitudes que conocen a Cristo. “Un árbol se identifica por su fruto” (Mateo 12:33), afirma, destacando que un demonio no puede producir lo que solo el Espíritu puede generar.
Aunque reconoce que pueden existir excesos, concluye con el equilibrio bíblico: “No apaguen el Espíritu… sométanlo todo a prueba y aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:19–21), llamando a discernir sin apagar el fuego de Dios.
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Escuche la refexión completa aquí: