En su reflexión dominical, el pastor Andrés Corson resaltó la importancia vital del dominio propio en la vida cristiana, recordando que este no solo fortalece el carácter, sino que también brinda seguridad a quienes nos rodean. Tomando como punto de partida el testimonio de Hendri —quien logró bajar 63 kilos— y la señal que su esposa Tuti puso delante de Dios, el pastor enfatizó que el autocontrol es una señal de madurez espiritual y emocional. Como afirma la Escritura: “Una persona sin control propio es como una ciudad con las murallas destruidas” (Proverbios 25:28). Para Corson, el dominio propio no es opcional: es la base de una vida estable, confiable y guiada por el Espíritu.
El pastor explicó que el dominio propio es un fruto del Espíritu Santo, pero también un “músculo” que debe ejercitarse a diario. “Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez, sino de poder, amor y autodisciplina” (2 Timoteo 1:7), recordó.
Corson desglosó áreas cruciales en las que cada creyente debe ejercitar autocontrol: el pecado, los pensamientos, las emociones, los sentimientos, los deseos sexuales, las palabras y la conducta. Señaló que la batalla comienza en la mente: “No imiten las conductas de este mundo; dejen que Dios los transforme al cambiar su manera de pensar” (Romanos 12:2). También relató cómo Dios lo ayudó a superar su déficit de atención mediante disciplina, enfoque y hábitos prácticos, mostrando que la transformación requiere la parte divina y la parte humana.
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