En su mensaje dominical, el pastor Andrés Corson inicia con una oración apasionada: “Que no se apague el fuego en mi interior; que el soplo de tu viento avive mi pasión”. Con estas palabras, invita a la iglesia a mantener el corazón encendido por el Espíritu Santo, permitiendo que Dios renueve la pasión, la obediencia y la sensibilidad espiritual.
El pastor destaca que, aunque Jesús tenía clara su misión, pasó 30 años preparándose para tres años de ministerio. “Lo que haces en los años de preparación determinará cómo serán tus años de gloria”, afirma, subrayando la importancia de la fidelidad en lo oculto.
Finalmente, Corson exhorta a discernir los tiempos de la vida. “Hay un tiempo para todo” (Eclesiastés 3), repite, mostrando que muchos fracasan por no comprender cuándo sembrar, estudiar, esperar, amar o asumir responsabilidades. Advierte a los jóvenes: “No despierten el amor hasta que llegue el momento apropiado”, y a los adultos: dejar atrás etapas que ya no corresponden. A quienes han tenido “años perdidos”, les recuerda la promesa de Dios: “Les devolveré lo que perdieron” (Joel 2:25). Concluye animando a mantener vivo el fuego interior y a dejar que Dios forme el carácter, porque “la buena obra que comenzó en nosotros, la terminará” (Filipenses 1:6).
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