La reflexión dominical de monseñor Rafael de Brigard es una profunda invitación a vivir la Navidad como una experiencia real de encuentro con Dios, más allá de las prisas, compromisos y distracciones propias de fin de año. Desde el inicio, el prelado recuerda que la fe cristiana nace de la certeza de una presencia viva: “Dios está con nosotros, Él camina con nosotros y nunca, nunca nos abandona”. En sintonía con el Salmo 95, la Navidad aparece como un tiempo de alegría y alabanza, donde cielo y tierra se unen para celebrar la llegada del Señor que viene a regir el mundo con justicia y fidelidad.
El núcleo del mensaje se centra en el Evangelio de San Lucas y en una imagen contundente: “no había sitio en la posada”. Para monseñor de Brigard, este dato no es solo histórico, sino profundamente actual, pues revela cómo muchas veces la humanidad —y cada persona en particular— vive tan llena de ocupaciones, orgullos o autosuficiencias que no deja espacio para Dios.
Finalmente, la reflexión subraya los frutos de abrir esa “posada interior”: alegría, paz y esperanza. Como a los pastores, la presencia de Dios disipa los temores y se convierte en “una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo”. Cristo, nacido en el pesebre, es reconocido como “Salvador, Mesías y Señor de la vida”, aquel que reconcilia el cielo con la tierra y restaura un mundo necesitado de redención.
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