En su reflexión para el segundo domingo de Adviento, monseñor Rafael de Brigard invitó a la audiencia de Blu Radio a vivir este tiempo litúrgico como una oportunidad de conversión profunda y preparación interior para la Navidad. Recordó que un amanecer en Dios “es siempre en esperanza, en fe, en alegría, en gozo”, y animó a abrir el corazón a la acción del Espíritu Santo, protagonista de este tiempo de renovación. A la luz del Salmo 71, destacó que quienes más esperan a Dios son “los humildes, los pobres, los que obran con rectitud”, y exhortó a asumir esa misma disposición para reconocer la presencia divina en la vida cotidiana.
Inspirándose en el Evangelio de Mateo, monseñor de Brigard centró su mensaje en la figura de Juan el Bautista, símbolo de autenticidad, austeridad y radicalidad evangélica. Su retiro al desierto —explicó— denuncia una religiosidad superficial y llama a buscar lo esencial: “El desierto es el lugar donde uno solo puede poseer a Dios”. Así como Juan advertía “den el fruto que pide la conversión”, el predicador recordó que la fe no se reduce a discursos o rezos, sino a obras concretas de amor, justicia y misericordia. Las crisis, soledades o rupturas que atravesamos pueden convertirse en “desiertos que purifican y permiten encontrarse con Dios” si se viven con fe y perseverancia.
Finalmente, monseñor invitó a examinar la propia vida con sinceridad para identificar los frutos reales de santidad y aquello que aún necesita cambio: “No todos los que dicen Señor, Señor, entrarán en el Reino, sino los que escuchan la Palabra y la ponen por obra”. En este Adviento, afirmó, es tiempo de abrir espacio a Dios, de decir con convicción “solo Dios basta” y de preparar el corazón como un pesebre vivo para la llegada de Cristo. Con un llamado a la esperanza, concluyó pidiendo a Dios que conceda a cada oyente un camino de conversión auténtica y la gracia de celebrar la Navidad con un corazón renovado.
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