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"Los últimos 730 días de Santos": editorial de Ley del Montes agosto 8

Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.

232339_Foto: bluradio.com
Foto: bluradio.com

Juan Manuel Santos Calderón cumplió ayer 2.190 días como Presidente de la República. Ajustó seis años de ser inquilino de la Casa de Nariño. Es decir, le faltan 730 días para terminar su segundo mandato, que –como es apenas natural- resultó mucho más desgastante que el primero. Segundas partes nunca fueron buenas, dice el adagio popular.
La aprobación de la gestión de Santos como mandatario no ha sido la mejor. Lejos están aquellas épocas del primer mandato en que su respaldo superaba el 60 por ciento. Ahora apenas ronda el 20 y el 30 por ciento. Algunas encuestas –inclusive- le dan un paupérrimo 13 por ciento de aprobación, la más baja de todos los presidentes en la historia reciente del país.
La baja calificación de Santos tiene que ver –fundamentalmente- con el proceso de paz con las Farc. Pese al evidente avance de la negociación, los colombianos consideran que esa materia sigue en la lista de asuntos pendientes y no en la de asuntos resueltos. Los diálogos con las Farc no han logrado romper la desconfianza de la gran mayoría de los colombianos en el proceso de La Habana.
Y es apenas natural que una negociación que lleva más de cuatro años sin resolverse produzca desgaste en la figura de un Presidente que decidió jugarse su lugar en la historia negociando la paz con el grupo guerrillero más repudiado por los colombianos. Santos paga hoy el costo de esa osadía.
Si los diálogos resultan exitosos y el Gobierno logra firmar la paz con las Farc, sin duda la calificación del Presidente cambiará de forma radical. La historia dirá que Santos fue el hombre de la paz.
Pero son varios los asuntos pendientes de Santos como gobernante, que poco tienen que ver con su apuesta de ser el Presidente de la paz. Los números de la economía no cuadran, la inflación y el desempleo están disparados, la confianza inversionista es precaria, la corrupción es galopante a lo largo y ancho del país, las políticas sociales no muestran resultados contundentes, especialmente en salud y educación, donde ha habido avances en cobertura pero no en mejora de la calidad.
El Ministerio de Educación –que cuenta con un multimillonario presupuesto nunca antes visto- es blanco de todo tipo de cuestionamientos no sólo por pretender cambiar de forma abrupta el modelo de educación de las escuelas y colegios del país, sino porque su programa bandera -Ser Pilo Paga- es señalado de ser utilizado para desviar recursos de la educación pública a la privada.
De manera que Santos deberá emplearse a fondo en los 730 días que le faltan para terminar su segundo mandato si quiere volver a obtener buenas notas. Para ello deberá pisar el acelerador en las políticas sociales, darle un nuevo impulso a la economía y –sobre todo- buscar ponerle punto final al acuerdo de paz con las Farc. Son varios los asuntos pendientes por resolver y el tiempo es cada día más corto.
 

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