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Me arde un poquito el brazo, pero no me dio mareo: Ana de Dios, tras ser vacunada a sus 106 años

Profesionales del Isabú comenzaron la inmunización de 681 adultos mayores en asilos y centros de bienestar.

FOTO ANA DE DIOS CABEZA VACUNA -106 AÑOS.jpg
BLU Radio. Vacuna Adulta Mayor- BGA / FOTO: BLU Radio

Un domingo diferente tuvieron 99 adultas mayores que viven en el tradicional asilo San Antonio. Como siempre se levantaron muy temprano, se pusieron su mejor vestido, desayunaron y muy juiciosas se sentaron en las sillas que, presurosas, las religiosas y colaboradoras que las cuidan, ubicaban en los amplios pasillos del centro geriátrico.

Mientras los profesionales del Instituto de Salud de Bucaramanga ingresaban para aplicar las primeras dosis de la vacuna de Sinovac contra el COVID-19 a esta población en la ciudad, Ana de Dios Cabeza, con una agilidad envidiable, recorría el lugar apoyada en su caminador, buscando dónde sentarse.

Tras ubicarse al lado de dos de sus compañeras, le avisaron que debía ingresar al amplio salón para recibir la inyección. Sus 106 años no fueron impedimento para que llegara por sus propios medios y se sentara para convertirse en la primera persona mayor de 80 años en ser vacunada contra el virus en Bucaramanga.

Lucía impecable un vestido rosado que le combinaba con su tapabocas y estaba cubierta con un saco blanco. Una diadema adornaba su cabello dorado y no dejaba de tocar el rosario que llevaba en una de sus muñecas.

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Cuando le pincharon su brazo izquierdo solo cerró los ojos y aseguró que no le dolió. “No me dio mareo ni nada, estoy bien, solo me arde un poquito. Con esto no me dan males ni gripa”, dijo.

Aunque no recuerda dónde nació, sí tiene claro que fue en una familia de cinco hermanos y que no tuvo hijos. “Nací allá lejos en un ranchito que hizo mi papá, en una loma. Éramos tres mujeres y dos hombres”, recordó.

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Al igual que Ana de Dios, una a una fueron pasando sus compañeras del asilo San Antonio, todas acompañadas por las religiosas de la Comunidad de los Ancianos Desamparados. Todas con la esperanza de que la vacuna les dé la oportunidad de seguirse aferrando a la vida.

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