Cancelan la Vuelta a España: manifestantes frenaron la última etapa a 57km de la meta
Un grupo de manifestantes han detenido al pelotón de la Vuelta ciclista a España a unos 57 km de la meta, en las proximidades del Palacio Real.
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La edición número 80 de la Vuelta a España pasará a la historia no solo por el triunfo del danés Jonas Vingegaard, sino por la abrupta cancelación de su última etapa en Madrid. Lo que debía ser una jornada de celebración en la capital española se convirtió en un episodio caótico, marcado por protestas propalestinas contra la participación del equipo Israel-Premier Tech y por choques con la Policía que obligaron a suspender la carrera.
El pelotón se detuvo a 56 kilómetros de la meta, cuando las calles madrileñas fueron bloqueadas con barricadas. Los ciclistas, que minutos antes festejaban con champán y bromas al campeón, tuvieron que abandonar la competencia y ser escoltados hasta sus hoteles en medio de la tensión.
La última fracción estaba diseñada como un homenaje a Vingegaard, quien se estrenaba como campeón de la ronda española tras imponerse con tres victorias parciales y una actuación sólida frente a rivales como João Almeida y Tom Pidcock. Sin embargo, el corredor nórdico no pudo celebrar su triunfo en el tradicional podio de Cibeles, sino en los Jardines del Palacio Real, lejos de la multitud y en un ambiente marcado por la incertidumbre.
“Fue una pena muy grande no poder cerrar como lo habíamos soñado”, se escuchó entre los organizadores y algunos ciclistas que, con evidente frustración, se dispersaron tras el anuncio oficial de suspensión.
La cancelación opacó también el histórico podio de Tom Pidcock, primer británico en lograrlo en esta carrera, y dejó a Almeida con un segundo lugar que confirma su crecimiento como una de las figuras del ciclismo mundial.
Los disturbios estuvieron protagonizados por grupos que rechazan la presencia del equipo Israel-Premier Tech en la Vuelta. Según testigos, las manifestaciones incluyeron bloqueos de vías y enfrentamientos con las autoridades, lo que hizo imposible garantizar la seguridad del evento.
Este contexto obligó a los organizadores y a la Policía a tomar una decisión inédita: detener la etapa y trasladar al pelotón. Para muchos corredores, la experiencia quedó empañada por el susto y la sensación de vulnerabilidad.
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A pesar de la convulsión en la última jornada, la Vuelta dejó nombres propios como Jay Vine, ganador del maillot de la montaña por segundo año consecutivo, y Mads Pedersen, dueño del jersey verde de los puntos. Sin embargo, la noticia central no estuvo en lo deportivo, sino en la incapacidad de concluir una de las grandes pruebas del ciclismo mundial por motivos de orden público.