¿Por qué gasta tanto dinero en Navidad? Tiene una razón psicológica
La Navidad no tiene que convertirse en una carga financiera. Comprender las razones psicológicas detrás del gasto excesivo puede ayudar a tomar decisiones más conscientes.
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La Navidad es una de las épocas más esperadas del año, pero también una de las más desafiantes para el bolsillo. Durante estas fechas, muchos consumidores tienden a exceder sus presupuestos, llevados por una combinación de emociones, tradiciones y estrategias de marketing cuidadosamente diseñadas.
Dar regalos es una práctica profundamente arraigada en la sociedad, pero no se trata solo de intercambiar objetos. Según expertos en psicología y neuromarketing, regalar es una forma de expresar emociones, reforzar vínculos y cumplir con expectativas sociales. Para muchas personas, los regalos son vistos como un símbolo de cariño y aprecio, lo que genera una fuerte motivación para encontrar “el regalo perfecto”.
"El acto de regalar activa circuitos cerebrales relacionados con el placer y la recompensa", indicó Pilar Navarro, experta en neuromarketing y docente de EAE Business School. Esta búsqueda de satisfacción emocional puede llevarnos a gastar más de lo planeado, especialmente cuando se combina con el deseo de cumplir las expectativas familiares y culturales.
El marketing navideño está diseñado para conectar con las emociones humanas de manera profunda. Los colores cálidos, los aromas característicos como el pino o la canela, y las músicas nostálgicas generan un ambiente que hace a los consumidores más propensos al gasto.
"La Navidad apela a la nostalgia y activa recuerdos felices del pasado", explicó Pilar Navarro, experta en neuromarketing. Este enfoque no solo despierta el deseo de recrear esos momentos especiales, sino que también lleva a asociar productos o experiencias con la idea de una "Navidad perfecta". En este contexto, las campañas publicitarias recurren al sesgo de reciprocidad, que provoca en las personas la necesidad de corresponder a un gesto recibido, para incentivar el consumo.
Las tradiciones también desempeñan un papel esencial. En muchas culturas, las celebraciones navideñas se relacionan con la abundancia, tanto en regalos como en comidas y decoraciones. Este contexto social refuerza la percepción de que gastar es imprescindible para cumplir con las expectativas familiares y comunitarias.
"El entorno navideño está diseñado para transmitir la idea de que el consumo es una parte esencial de las fiestas", afirmó Navarro. Esto puede llevar a un gasto impulsivo, especialmente cuando las promociones y descuentos generan una sensación de urgencia.
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