
Colombia atraviesa un momento crítico en materia energética. El más reciente informe de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) revela que el país deberá importar cerca del 30 % del gas que consumirá hacia finales de 2026, debido al progresivo agotamiento de las reservas internas. Esta situación tendrá un impacto directo en las tarifas del servicio de gas domiciliario que reciben millones de hogares.
Actualmente, Colombia ya está importando entre el 13 % y el 16 % del gas que utiliza tanto para uso doméstico como industrial. Esto ha tenido efectos visibles en los recibos de los ciudadanos, especialmente en regiones del interior del país.
“Traer gas importado para abastecer la demanda de hogares, de comercio, de vehículos y de industrias, inevitablemente impacta las tarifas del gas. Ya lo hemos visto al inicio de este año, pero el incremento va a variar por cada zona del país, porque el incremento depende del volumen de ese gas importado que requiera la zona en específico”, explicó Luz Estela Murgas, presidenta de Naturgas, gremio que representa a las empresas distribuidoras de gas en el país.

Este impacto ya es tangible. En ciudades como Bogotá, por ejemplo, usuarios han reportado aumentos cercanos al 30 % en sus facturas. Sin embargo, Murgas aclara que no se puede hablar de un promedio nacional, ya que las condiciones de importación son distintas en cada región.
“En febrero de este año hubo incrementos en el interior del país, en Cundinamarca, en los Llanos, en Tolima, Huila, en el Eje Cafetero, pero no hubo, por ejemplo, en la costa atlántica porque el mercado de esta zona requirió menores volúmenes de gas importado”.
A esto se suman factores externos que también influyen en el precio del gas a nivel mundial. El conflicto entre Israel e Irán y la guerra en Ucrania han afectado la infraestructura energética de esos países y podrían encarecer el valor del gas natural licuado (GNL), el que se importa a Colombia.
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“Los ataques con misiles están impactando infraestructura energética. En el caso de Irán uno de los principales campos de producción de gas que se llama South Park, y en el caso de Israel, algunas refinerías. Irán es el tercer productor mundial del gas… existe un temor de que Irán bloquee el estrecho de Ormuz, una vía marítima por donde se transita el 35 % del gas natural licuado que viene especialmente de Qatar”.
El país, además, enfrenta un reto logístico y de infraestructura. Actualmente, la única planta de regasificación con la que cuenta Colombia está ubicada en Cartagena y fue diseñada para abastecer principalmente al sector eléctrico. Aunque tiene capacidad adicional, esta no será suficiente para cubrir el creciente déficit de gas previsto para los próximos años.
“Tenemos que traer otras plantas, otros barcos que nos permitan importar mayores cantidades y poder suplir estas necesidades. Esa primera infraestructura requiere de unas licencias ambientales… las nuevas infraestructuras también van a requerir de licencias ambientales y de consultas, pruebas e incluso de permisos portuarios y autorizaciones por parte de la ANI”.
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El panorama de déficit es cada vez más preocupante. Según los cálculos de Naturgas, el faltante de gas en el país pasará del 11 % en 2025 al 25 % en 2026, al 29 % en 2027 y alcanzará el 56 % en 2030. Frente a este escenario, Murgas advierte: “Hoy estamos garantizando el servicio con la producción nacional hasta donde nos alcanza, con gas importado y con un gas que utiliza el sector eléctrico… pero cuando eso cambie, automáticamente vamos a tener que dejar de usar ese gas y el déficit no vamos a tener cómo suplirlo”.

Además, dentro de la propuesta de reforma tributaria que planea el Gobierno se estudia la eliminación o modificación de los subsidios al gas domiciliario para los estratos más bajos, bajo el argumento de que son “muy regresivos” y en algunos casos los reciben personas cuyos ingresos no lo justifican.
Ante todo este panorama, desde Naturgas insisten en que el país debe enfocarse en tres frentes: acelerar el desarrollo del proyecto Sirius, que permitiría ampliar la producción local; garantizar la construcción de nuevas plantas de regasificación, especialmente en Buenaventura; y ampliar la infraestructura de transporte de gas dentro del territorio nacional.
“La verdadera seguridad energética de Colombia no puede depender de otros países y lo que tenemos es que acelerar el desarrollo, por ejemplo, del proyecto de Sirius y eso debe convertirse en una prioridad nacional para que podamos abastecer nuestro mercado interno como lo hacíamos desde hace cinco décadas”, concluyó Murgas.
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