Israel sigue exigiendo la liberación de "todos los rehenes" secuestrados en Gaza, dijo el martes un alto funcionario gubernamental de ese país, luego de que Hamás aceptara una nueva propuesta de tregua que prevé el regreso de los cautivos en dos etapas.
Por su parte, mediadores del conflicto entre Israel y Hamás -Egipto, Catar y Estados Unidos- esperan aún una respuesta oficial israelí a la iniciativa. Catar se mostró el martes optimista por esta nueva proposición, que subrayó es "casi idéntica" a la versión precedente aceptada por Israel.
Nimrod Novik, exasesor principal diplomático del primer ministro Shimon Peres y uno de los firmantes clave de la carta, ha sido una voz destacada en esta iniciativa. Sus declaraciones ofrecen una visión crítica de la situación actual, los motivos detrás de la prolongación del conflicto y las esperanzas puestas en la capacidad de mediación de Donald Trump.
La iniciativa surge en un momento de tensión continuada, con el conflicto en Gaza sin un cese al fuego y los esfuerzos diplomáticos estancados a pesar de propuestas como la reciente de Egipto para una tregua de 60 días.
Novik reiteró que "básicamente todo lo que se podía alcanzar por la fuerza, pues ya se ha alcanzado", y que "la única vía que se puede usar para liberar a los rehenes es diplomática en este momento". Para el exasesor, la duración del conflicto ha superado lo razonable, manifestando que "básicamente esto empezó hace más de un año y que pues ya es tiempo de detenerlo, no hay ninguna otra manera". Esta postura busca presionar por un cambio significativo en la estrategia del gobierno israelí, priorizando la vida de los rehenes y la estabilidad regional sobre la continuación de las hostilidades.
Una apuesta por la efectividad diplomática
La decisión de dirigir la carta a Donald Trump responde a una evaluación pragmática de su historial como negociador. Los firmantes de la carta han observado que Trump ha "demostrado más de una vez que puede lograr cosas", según explicó Novik. Se citaron dos ejemplos concretos de su capacidad para influir en situaciones aparentemente irresolubles. La primera instancia ocurrió "incluso antes de que se convirtiera en presidente en enero, cuando básicamente, podríamos decir, persuadió a Netanyahu para que aceptara un acuerdo de cese al fuego con el retorno de los rehenes, el cual había rechazado durante meses". La segunda ocasión mencionada fue cuando su administración "forjó un alto el fuego entre" Israel y Líbano.
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