Eduardo Matson: “Historia de holocausto no se reescribe en beneficio de un puñado de delincuentes”
Matson, quien fue además torturado antes de ser dejado en libertad hizo un llamado a la reflexión: "Hay verdades que no se pueden o deben mostrar, pero no dejan de ser verdades, los hechos del Palacio de Justicia es uno"
Empleados del Palacio de Justicia de Bogotá abandonan sus oficinas el 6 de noviembre de 1985, bajo protección policial, después de que un comando guerrillero del Movimiento M-19 ocupara el edificio y detuviera a 10 magistrados de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, además de a más de 100 personas.
El país conmemora esta semana el 40 aniversario de la toma guerrillera del Palacio de Justicia con las heridas aún abiertas y un debate sobre la responsabilidad del M-19 y de la fuerza pública en ese episodio sangriento que terminó con 94 muertos, entre ellos once magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, y un número por establecer de desaparecidos.
El 6 de noviembre de 1985, minutos antes del mediodía, 35 guerrilleros del M-19 se tomaron el Palacio de Justicia para exigir el cumplimiento de los acuerdos de paz de 1984 y hacer un juicio al presidente Belisario Betancur (1982-1986), lo que desató una batalla en pleno centro de Bogotá que se prolongó por 28 horas al cabo de las cuales el interior del edificio, consumido durante la noche por un incendio, quedó reducido a cenizas.
"El 6 y el 7 de noviembre de 1985, Colombia renunció a la palabra y dejó que las armas, en su feroz e irracional intercambio, reemplazaran el Estado de derecho y los valores ciudadanos esenciales", señaló el informe publicado en 2010 por la Comisión de la Verdad, creada para investigar esa tragedia que marcó la historia política colombiana.
En diálogo con Mañanas Blu, el abogado Eduardo Matson, sobreviviente al holocausto del Palacio de Justicia, entregó detalles de cómo vivió este holocausto que 40 años después tiene heridas abiertas en quienes perdieron a sus seres queridos.
Matson, quien fue además torturado antes de dejarlo en libertad hizo un llamado para que la historia no se escriba en beneficio de los delincuentes ni las acciones desmedidas de la fuerza publica: "Hay verdades que no se pueden o deben mostrar, pero no dejan de ser verdades, los hechos del Palacio de Justicia es uno".
Y agregó: "La historia no se puede reescribir en beneficio de un puñado de delincuentes miembros del grupo delincuentes del M-19 ni tampoco de la cúpula militar del momento".
Matson, quien en ese entonces era un joven estudiante de derecho, sostiene que "la historia no se puede reescribir en beneficio de un puñado de delincuentes, eh, miembro del grupo guerrillero M19, ni tampoco de la cúpula militar del momento".
Un hombre herido es evacuado del Palacio de Justicia de Bogotá el 6 de noviembre de 1985, ocupado por un comando guerrillero del movimiento M19.
Foto: AFP
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El joven estudiante en el Palacio
El 6 de noviembre de 1985, Matson se encontraba en el Palacio de Justicia, en el Palacio de Justicia estudiando, realizando una investigación sobre el poder de juzgamiento en Colombia. Tenía 21 años y cursaba derecho en el Externado. Estaba acompañado por Yolanda Santo Domingo, quien se preparaba para un examen de procesal penal.
Matson relata que el inicio de la toma lo encontró cerca de la cafetería, y un detalle captó su atención: una persona que salió detrás del mostrador no disparó, lo cual le infiere que había "infiltrado en el palacio y en especial en la en la en la cafetería".
Matson también apoya las conclusiones del trabajo de investigación de la familia Gaona, indicando que hay elementos de prueba suficientes, incluidos testigos directos, para demostrar que el doctor Gaona fue asesinado por 'Andrés Almarales' uno de sus cómplices durante la toma.
La tortura
Matson y Yolanda fueron rescatados el día 6 de noviembre alrededor de las 4:15 o 4:30 p.m., y posteriormente fueron llevados a la Casa del Florero. Allí, el joven estudiante y su compañera comenzaron a sufrir violaciones a los derechos humanos, incluyendo vejaciones, golpes, maltrato e insinuaciones, acusándolos de haber participado en la toma.
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Cerca de las 7:30 de la noche, fueron trasladados, con los ojos vendados, en furgonetas blancas (que Matson identificó como ambulancias del Ejército) al Batallón Charry Solano, al sur de Bogotá. En Charry Solano, Matson fue sometido a torturas, incluyendo un interrogatorio conocido como "Benitín y Enea", donde buscaban presionarlo. Lo hicieron girar, le pusieron un revólver en la cabeza y le dijeron que iba a ser arrojado al vacío.
La liberación se dio providencialmente, tras él mencionar que un compañero de estudio era Miguelito Maza, hijo del General Miguel Maza Márquez. Matson afirma que después de que supuestamente hicieron una llamada para verificar esa conexión, lo dejaron salir junto a Yolanda en San Victorino. El taxi que los recogió allí era de inteligencia del Ejército y estaba totalmente demostrado.
El trauma
Las secuelas del holocausto fueron profundas: al regresar a Cartagena, el trauma lo obligaba a meterse debajo de las camas cada vez que escuchaba la pólvora, sintiéndose "desquiciado". Matson insiste en que para sanar las heridas y lograr que Colombia cambie, debe haber "justicia y verdad".
Referente a la propuesta de indultar a los militares, Matson, como abogado y penalista, explica que tanto la amnistía o indulto concedidos a los miembros del M-19 como la que se propondría a los militares son ilegales, pues los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y no admiten beneficios. Sin embargo, si a unos se les dio el beneficio ilegal, "para buscar un equilibrio en justicia, en justicia entre comillas," Matson "ve bien" que se indulte o amnistíe a los militares.
Finalmente, hace un llamado a la juventud para estudiar la verdad, para que no se repitan los hechos.
Polémica política
La conmemoración ha estado marcada por la polémica sobre los relatos de lo sucedido, en la cual ha intervenido incluso el presidente, Gustavo Petro, quien hizo parte del M-19 y tiene su visión particular de la operación, cuestionada por familiares de las víctimas que consideran que esa guerrilla, que firmó la paz con el Gobierno en 1990, es responsable directa de la tragedia.
"Desde el día uno hubo una manipulación de la información o incluso una censura a la información, y después, pasado el tiempo, ha habido abuso en la memoria de los dos actores que empuñaron las armas", dijo Helena Urán Bidegain, cuyo padre, Carlos Horacio Urán, magistrado auxiliar del Consejo de Estado, salió vivo del palacio, fue desaparecido por agentes del Estado y apareció asesinado al día siguiente.
Urán Bidegain respondió así a unas afirmaciones de Petro, quien dijo en X que "el magistrado Urán era amigo de (Andrés) Almarales", uno de los jefes guerrilleros en la toma del Palacio de Justicia.
Petro se pronunció luego de que el jurista y académico Mauricio Gaona recordara que su padre, el magistrado Gaona Cruz, fue asesinado por el M-19, aunque haya relatos que quieren "borrar" ese crimen.