El arzobispo de Popayán, monseñor Ómar Sánchez, expresó su profunda preocupación por el recrudecimiento de la violencia en el departamento del Cauca, donde los enfrentamientos entre grupos armados ilegales, los ataques a la población civil y la instalación de minas antipersonal mantienen a las comunidades en una situación de miedo y vulnerabilidad constante.
“El dolor es generalizado y no se ve la luz. Hay una percepción de que faltan acciones, de que la respuesta se demora, y el Cauca puede complejizarse aún más ante los desafíos que las disidencias han planteado en el territorio”, afirmó el prelado.
De acuerdo con la Iglesia, durante las últimas semanas se han registrado más de 22 hechos violentos en municipios como Jambaló, Silvia, Suárez, Toribío, Argelia, Caloto, Corinto y El Tambo, entre otros, donde los ataques dejaron viviendas y comercios destruidos. “Afortunadamente no hubo pérdidas humanas, pero hay dolor, miedo y desplazamientos. Las comunidades sienten que el Estado no llega o llega demasiado tarde”, agregó Sánchez.
La advertencia del arzobispo coincide con el más reciente informe del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), que alertó sobre un repunte en el número de víctimas por minas antipersonal y municiones sin explotar en el país.
Según el reporte, entre noviembre de 2024 y octubre de 2025 se registraron 84 víctimas, de las cuales 54 resultaron heridas y 30 murieron, lo que representa un incremento frente al año anterior. El Cauca, junto con Meta y Nariño, se mantiene entre los departamentos con mayor número de casos.
Monseñor Sánchez insistió en que las comunidades rurales, campesinas, indígenas y afrodescendientes siguen siendo las principales víctimas del conflicto y pidió acciones urgentes y sostenidas del Estado más allá del despliegue militar. “Cada mina sembrada es una herida abierta en la tierra y en la conciencia del país. Detrás de cada explosión hay una familia destruida y un territorio que pierde esperanza”, enfatizó.
El jerarca católico concluyó su mensaje con un llamado al Gobierno y a los grupos armados a bajar la intensidad del conflicto y garantizar la protección de la población civil. “El Cauca no puede seguir siendo escenario de guerra. Tiene que ser tierra de reconciliación y esperanza”, subrayó.