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Educar es acompañar con amor y criticidad: reflexión de Alberto Linero

Es necesario entender que la educación es un proceso integral. Todas las dimensiones del ser humano son fundamentales y necesitan atención.

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Alberto Linero
Foto: Blu Radio

Una preocupación constante de los padres de familia es la educaciónde los hijos. Todos quieren que se destaquen obteniendo los mejores resultados académicos posibles, pero no siempre es claro cómo apoyarlos y acompañarlos en ese proceso. Ayer leía una nota de prensa en la que se comentaba un libro de la Universidad de Harvard llamado “Haz que se mantenga: la ciencia del aprendizaje exitoso”, sobre los hábitos para que los niños tengan un buen rendimiento escolar.

Creo que es necesario entender que la educación es un proceso integral. Todas las dimensiones del ser humano son fundamentales y necesitan atención; no basta con el desarrollo de algunas habilidades cognitivas, sino que es necesario entrenar y desarrollar las socioemocionales y hasta las espirituales, que va más allá de adquirir unos conocimientos.

Como diría Jerome Bruner: “El objetivo de la educación consiste en ayudarnos a encontrar nuestro camino dentro de nuestra cultura, a comprenderla en sus complejidades y contradicciones (…) No solo de pan vive el hombre ni solo de matemáticas, ciencias y de las nuevas tecnologías de la información”.

Por eso, celebro que entre los hábitos que el libro de la Universidad de Harvard propone estén: el descanso, para recuperarnos y continuar con los procesos; el ejercicio de la mente para estimular las conexiones neuronales, la escritura a mano, que siempre permite mayor apropiación de lo estudiado; estudiar en voz alta como una manera de estimular la memoria, motivar la lectura en profundidad y evitar que se genere esa sensación de lectura obligada o forzada. Otro hábito es alternar entre materias para que el cerebro se refresque, activar la mano no dominante para permitir que el cerebro rehaga nuevas rutinas y, por último, encontrar la mejor técnica de estudio.

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Todo esto en medio de un contexto sano, en el que se entienda que el aburrimiento tiene su función y que no siempre hay que estar entretenido. Educar es acompañar con amor y criticidad.

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