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La venganza no soluciona el dolor: reflexión sobre el linchamiento de conductor a manos de indígenas

En el caso se hizo presente la condición humana en todas sus limitaciones.

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Alberto Linero
Foto: Alberto Linero

Desde ayer me está dando vueltas en la cabeza la situación del accidente en el que perdió la vida la indígena embera que estaba embarazada y su pequeña hija, pero también pienso en el linchamiento del conductor del camión que las atropelló. Son esas situaciones en las que todo está mal. Todo. Se hace presente la condición humana en sus limitaciones: desigualdad social, pobreza, conflicto cultural, error, venganza; pero, aun así, creo que tenemos que aprender de esta situación, entender lecciones de vida que quedan de ella.

Por eso, quiero centrarme en la venganza, una emoción tan humana como destructiva. Es largo el proceso que ha vivido la humanidad para entender que esta no resuelve ningún problema, sino que crea nuevas y más grandes dificultades.

Desde el Código de Hammurabi -tratando de ponerle límites a la venganza-, hasta la acción del derecho penal en el que sehace el esfuerzo por impedirla y parar la violencia; pero igual los seres humanos seguimos creyendo que es la solución de los momentos de dolor que vivimos, expresión de ello son estos linchamientos, en los que la conciencia individual se difumina en la masa y se pierde el control y la disciplina necesaria para detener esa emoción, o ese pensamiento que hace creer que si el otro siente el mismo dolor que estamos sintiendo, el problema se soluciona. Nada más falso.

Multiplicar el dolor no da paz, sino al contrario, atormenta más. Por eso, como sociedad requerimos activar las medidas que nos permitan convivir desde el Estado como garante de los derechos y las libertades individuales a través de la aplicación de la justicia.

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Que esta difícil situación permita que entendamos que ninguna manifestación de justicia por mano propia se puede justificar, ninguna. El paramilitarismo, por ejemplo, es una de las manifestaciones más tristes, que se niega a morir en el corazón de muchos que siguen pensando que pueden aplicar la justicia en propia mano. No dejemos que la venganza y la sed de querer arreglarlo todo con violencia, nos siga marcando el destino como país. Somos más que eso, yo lo creo.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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