Dos decisiones adoptadas en los últimos días ponen a prueba la coherencia política del gobierno del presidente Gustavo Petro frente a las ideas y los compromisos que defendía el actual jefe de Estado cuando era el principal líder de la oposición y como candidato a la Presidencia de la República.
La primera decisión que ha producido una enorme controversia es la reactivación de los bombardeos contra campamentos de grupos criminales, algo que se había paralizado en la práctica desde el 7 de agosto de 2022, es decir, desde la posesión del presidente Petro. Aunque se tiene conocimiento de que la reanudación de los bombardeos fue autorizada desde mediados del 2024, el giro que produjo mayor polémica se dio en agosto de este año, cuando comenzó una serie de al menos cuatro bombardeos contra campamentos en los que murieron al menos 15 menores de edad.
En 2019, la bandera política del petrismo para precipitar la renuncia del entonces ministro de Defensa Guillermo Botero durante el gobierno de Iván Duque, fue una feroz crítica a los bombardeos contra las disidencias, argumentando que habían ocultado que dentro de los abatidos, había menores de edad. Curiosamente, muchos de los que hace seis años fueron tan incisivos, hoy guardan silencio o mantienen posturas prudentes cuando quien ejecuta las mismas prácticas, es el gobierno del presidente Petro.
A propósito, vale la pena preguntarle al presidente Petro, al ministro de Defensa y a Medicina Legal, por qué no le informaron oportunamente al país sobre la muerte de tres menores de edad en el bombardeo producido el 24 de agosto en El Retorno, Guaviare, ni sobre la muerte de cuatro menores de edad el pasado primero de octubre en Puerto Santander, Amazonas, hechos que apenas se conocieron en las últimas horas, gracias a la denuncia de la defensora del Pueblo, Iris Marín y de la representante a la Cámara Katherine Miranda.
La otra controvertida decisión conocida este fin de semana, fue la compra de 17 aviones de combate Gripen, fabricados por la multinacional sueca Saab, por un valor cercano a 4 mil millones de dólares. Aunque el presidente Petro celebró la compra diciendo “lo prometí y lo cumplí”, no es coherente lo que hoy dice con su postura como senador y jefe opositor, decía el entonces senador Gustavo Petro: “la compra de aviones en medio de una crisis como la que vivimos, es el máximo grado de irresponsabilidad de un gobernante. No entiendo un país que pueda aplaudir que no se usen los recursos para salvar la vida y en cambio si en instrumentos para bombardear niños”.