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No al bullying, no podemos normalizar ningún tipo de violencia

El matoneo no no es un problema solo de la escuela, sino de la sociedad en general, del hogar, de los distintos actores sociales.

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Alberto Linero
Foto: cortesía.

Si algo tengo claro es que, por muy cliché que suene,no podemos normalizar ningún tipo de violencia; por eso me cuestiono cada vez que encuentro noticias sobre casos de matoneo escolar, en los que menores de edad terminan lastimados emocional o físicamente, y en el peor de los casos, acaban en la muerte.

Basta ver el caso ocurrido en un colegio de Medellín en el que una niña acusó a su compañera afro por supuestamente oler mal, haciendo que la niña se disculpara en público, lo cual me parece una clase de maltrato emocional; o el caso del niño al que le prendieron fuego en el cabello en un colegio de Envigado, o el intento de empalamiento a un niño en Manizales, quien tuvo que ser hospitalizado. Todos casos lamentables que demuestran que, como sociedad, necesitamos sanar algo.

Y aunque se ha dicho que la Ministra de Educación citó a los secretarios de educación para hablar sobre la convivencia escolar ante los diferentes casos de Bullying, en especial por el del niño empalado, creo que es necesario transcender a las respuestas inmediatas que se dan a través de campañas y trabajos concretos, pensando también en la importancia de la educación emocional y el desarrollo de las habilidades emocionales y sociales que permitan que los colegios puedan ser lugares seguros y no se conviertan en el lugar del sufrimiento para algunos.

Digo esto, porque no tengo duda de que el acoso escolar y el bullying, son expresiones de las dificultades que tenemos como sociedad para manejar nuestras emociones: no hemos sido educados emocionalmente, y no es un problema solo de la escuela, sino de la sociedad en general, del hogar, de los distintos actores sociales. No es un secreto que por mucho tiempo las emociones fueron relegadas y se hizo énfasis en el desarrollo cognitivo, y hoy eso nos está pasando factura.

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Necesitamos erradicar la violencia como forma de relacionarnos, y evitar a toda costa heredársela a las siguientes generaciones. Desde el hogar, el colegio, y en cualquier lugar donde realicemos la vida, hay que optar por la sana convivencia y la paz.

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