Bogotanos cambiaron sus hábitos y ayudaron a superar emergencia del agua: gerente de Acueducto
La funcionaria del Acueducto de Bogotá descartó por completo un nuevo racionamiento de agua a corto y mediano plazo.
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Por primera vez en más de mil días, el sistema Chingaza, principal fuente de abastecimiento de agua para Bogotá, superó el 80 % de su capacidad, un nivel que le devuelve la tranquilidad a la ciudad tras la difícil situación vivida por la sequía de 2024.
Según Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, este repunte en los niveles del embalse significa que el ciclo hidrológico se ha regularizado. “Chingaza no estaba en el 80 % como sistema hace más de 1.000 días, desde el 29 de agosto del 2022”, explicó.
Este dato, aseguró, no solo representa una mejora ambiental, sino también una señal clara de que las medidas tomadas por la Alcaldía de Bogotá funcionaron. La restricción del servicio y el fortalecimiento de fuentes alternas como la planta Tibitoc permitieron manejar de forma eficiente los caudales durante la emergencia.
Avendaño descartó por completo un nuevo racionamiento a corto y mediano plazo. “No tenemos un riesgo de desabastecimiento a la vista en estos próximos meses ni en el próximo año”, afirmó, y aseguró que las modelaciones del acueducto nunca indicaron un posible escenario en el que Bogotá se quedara sin agua.
Uno de los aspectos más destacados, dijo la gerente, fue el cambio de comportamiento de los ciudadanos. A pesar de que las restricciones terminaron en abril, el consumo promedio se ha mantenido bajo. “Desde que levantamos la restricción en el mes de abril al día de hoy, tenemos un consumo promedio […] de 16,16 metros cúbicos por segundo, eso es 1 metro cúbico por segundo menos de lo que nosotros estimábamos”, aseguró.
Esto, explicó, demuestra que “la gente sí cambió sus hábitos de consumo, sí aprendió a tener una nueva relación con el agua”, un cambio que podría ser clave para enfrentar futuras crisis, especialmente en el contexto del cambio climático.
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En cuanto a las tarifas, Avendaño explicó que estas están reguladas y que no se reducirán simplemente porque haya más agua disponible. “Aquí lo que se cobra no es como tal el agua, es el servicio público”, recordó, subrayando que los costos incluyen captación, tratamiento, transporte y distribución del recurso.
Aunque Bogotá ya superó el momento más crítico, la funcionaria insistió en la necesidad de mantener una cultura del ahorro y continuar fortaleciendo la seguridad hídrica a través de inversiones, control de pérdidas y exploración de aguas subterráneas.
Escuche la entrevista completa aquí:
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