Durante ocho meses, investigadores de la Policía le siguieron el rastro de una banda criminal dedicada al hurto de bancos, un trabajo que combinó cotejos morfológicos y dactiloscópicos, reconocimientos fotográficos, entrevistas judiciales, análisis de imágenes y extensas labores de campo.
Ese material probatorio permitió a las autoridades reconstruir el modo de delinquir de la banda y vincularla con una cadena de asaltos ejecutados en distintos puntos de la ciudad.
Según el informe, los integrantes del grupo cumplían roles específicos dentro de la organización: había instaladores, transportadores, controladores y campaneros. Antes de cada golpe realizaban vigilancias prolongadas para identificar horarios, rutinas de seguridad y puntos vulnerables en los bancos. Una vez dentro, intimidaban a usuarios y trabajadores con armas de fuego para obligarlos a entregar el dinero de las cajas.
Tras ejecutar los robos, la banda escapaba en taxis y vehículos de gama media por rutas previamente definidas para confundir a las autoridades. También contaban con un soporte logístico robusto, que incluía radios, motocicletas, armas y celulares utilizados exclusivamente para coordinar su actividad criminal.
La operación que permitió su captura incluyó cinco diligencias de allanamiento y registro en las localidades de Kennedy y Bosa, donde fueron incautados ocho teléfonos móviles utilizados en los hechos investigados. De acuerdo con la Policía, a la banda se le atribuyen al menos 17 hurtos a entidades financieras registrados en Kennedy, Usaquén, Los Mártires, Puente Aranda, San Cristóbal, Tunjuelito, Barrios Unidos, Rafael Uribe y Engativá. Varios de los detenidos tienen antecedentes por delitos como hurto, porte ilegal de armas y concierto para delinquir.
Las autoridades estiman que esta estructura obtuvo cerca de 145 millones de pesos en ganancias criminales mediante los robos cometidos. Los capturados fueron dejados a disposición de la Fiscalía General de la Nación, que definirá su situación judicial.