
El departamento del Magdalena vivió un fin de semana sangriento. Al menos ocho personas fueron asesinadas en distintos hechos registrados entre el viernes y el domingo, en un nuevo episodio que agrava la crisis de seguridad que atraviesa este territorio.
De acuerdo con organizaciones defensoras de derechos humanos, detrás de estos crímenes estaría la disputa territorial entre el Clan del Golfo y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra, dos estructuras armadas ilegales que se disputan corredores estratégicos en municipios como Ciénaga, Zona Bananera, El Retén, Fundación y Pivijay.
La defensora y experta en seguridad Norma Vera Salazar advirtió que la situación está fuera de control y que urge una respuesta del Estado más allá del discurso institucional: “En menos de 72 horas ocurrieron ocho homicidios en Magdalena. Esta situación refleja la expansión y la confrontación de estructuras armadas en el territorio”, señaló.
Durante el año 2024, el Magdalena cerró con más de 300 homicidios, y lo que va del 2025 ha mantenido una tendencia sostenida de violencia, especialmente en los municipios del norte y centro del departamento. La Sierra Nevada de Santa Marta y sus alrededores siguen siendo epicentro de control ilegal por parte de grupos armados que ejercen presión sobre comunidades rurales, líderes sociales y rutas del narcotráfico.
Norma Vera también denunció que los mecanismos de protección estatal no están funcionando de manera eficaz: “Hay una ausencia estructural del Estado en estos territorios y la vida en muchas zonas depende del actor armado que esté dominando. Ni las alertas tempranas ni los planes de contención han logrado frenar la violencia”, agregó.
La ciudadanía y los líderes sociales han elevado su voz de protesta en varios municipios, exigiendo mayor presencia de la fuerza pública, investigaciones eficaces y un enfoque integral de seguridad que contemple inversión social, oportunidades laborales y prevención del reclutamiento forzado.
Publicidad
Mientras tanto, los homicidios siguen sumándose a una estadística que ya alarma a las organizaciones internacionales y que refleja la profundidad del conflicto armado y la criminalidad en regiones que aún esperan una paz real.