¿Dónde termina Mosquera y dónde inicia Funza? La particular frontera que los divide
La franja divisoria entre Mosquera y Funza, una que se originó por un acontecimiento histórico que se remonta a hace más de un siglo.
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Bogotá es la metrópolis más relevante de Colombia; sin embargo, tiene a su alrededor municipios que conforman el departamento de Cundinamarca y que albergan detalles que muchos desconocen.
Anteriormente se ha revelado el punto exacto que señala el paso de Bogotá a Soacha, pero pocos están al tanto de la pequeña franja divisoria entre Mosquera y Funza, una que se originó por un acontecimiento histórico que se remonta a hace más de un siglo.
Para muchos, la proximidad entre Mosquera y Funza es sorprendente, pues basta con cruzar una sola calle para pasar de un municipio al otro, un fenómeno similar al que ocurre entre Bogotá y Soacha. Prácticamente, una vía es la frontera casi imperceptible que existe entre estos municipios de Cundinamarca; no obstante, el motivo reside en su historia.
Resulta que la franja divisoria entre Mosquera y Funza se debe a una división administrativa y a los límites que se establecieron después de que Mosquera se separara de Funza en el año 1861, ya que, con anterioridad, constituían una única entidad territorial.
Si bien ambos municipios comparten la Sabana de Occidente de Cundinamarca y son contiguos, sus límites están definidos por decretos y leyes, y no por un elemento físico, como podría ser un río o una montaña.
Hasta el 27 de septiembre de 1861, lo que hoy conocemos como Mosquera era parte integral del municipio de Funza. Ese día, mediante un Decreto que crea el Distrito de Mosquera, el sitio denominado “Cuatro Esquinas” fue segregado de Funza y se le otorgó autonomía administrativa con el nombre de Mosquera.
El decreto fue expedido por el Gobernador del Estado Soberano de Cundinamarca, Justo Briceño, y contó con la firma del Secretario de Gobierno, José María Vergara y Vergara.
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Se fijaron límites para esta nueva demarcación: al oriente y occidente hasta las haciendas de Quito y San José, al sur hasta el puente Balsillas, y al norte hasta la mitad del camino entre Funza y el nuevo distrito.
El cambio obedeció a la necesidad de reconocer el crecimiento poblacional y la importancia estratégica de Cuatro Esquinas, lo que proporcionó un nuevo marco territorial y político para su administración independiente de Funza.
De esta manera, la separación entre ambos municipios no se debe a una característica geográfica natural, sino a leyes y decretos que han configurado los límites entre las dos municipalidades. A pesar de la separación, son municipios que se tocan, y en los que los residentes de ambos son, en esencia, vecinos que comparten el mismo territorio.
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El detalle de la pequeña calle divisoria entre Mosquera y Funza es un vivo ejemplo de cómo las decisiones administrativas del siglo XIX marcaron un límite que, aunque artificial en lo geográfico, es profundamente real en lo político y administrativo. Esta vecindad inmediata subraya la historia común y la cercanía de estas dos poblaciones de Cundinamarca.