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La muerte de cinco personas, entre ellas un menor de 8 años, al intentar atravesar la quebrada La Oroco, en zona rural de Palmar, es el reflejo de una tragedia anunciada que pudo haberse evitado.
La alcaldesa de Galán, Sofía Medina, recordó que, desde el 28 de mayo de 2024, el río y la quebrada La Vitoca socavaron la vía principal que comunica al municipio con la provincia Comunera, dejando incomunicados a los habitantes.
En total, 600 metros de carretera desaparecieron y, desde entonces, los pobladores deben movilizarse por trochas y caminos terciarios, que están peor que la vía principal, que tiene un hueco en la mitad, exponiendo sus vidas.
“Si se enferma una persona grave no tenemos cómo sacarla, nos toca arriesgarnos a las quebradas o pedir un helicóptero. Hace un año estoy pidiendo un puente militar y todavía no tenemos una solución real, los estudiantes cruzan quebradas para ir al colegio y los campesinos cargan a cuestas sus productos porque no hay vías de acceso”, denunció la mandataria.
Medina explicó que son, al menos, cuatro quebradas las que cubren la vía principal de Galán y que la única alternativa es habilitar pasos terciarios con maquinaria amarilla. Sin embargo, cada vez que llueve el municipio queda totalmente incomunicado.
“Se necesitan tres hectáreas de tierra, una nueva topografía y una nueva vía. Hemos hecho llamados constantes junto al alcalde de Cabrera, pero seguimos en el mismo punto”, agregó.
Por su parte, el director de Gestión del Riesgo de Santander, Eduard Sánchez, afirmó que, si bien han atendido las emergencias, desde hace un año se solicitó a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo la instalación de un puente militar y recursos para obras de infraestructura.
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“Lamentablemente, lo que advertimos ocurrió: cinco personas perdieron la vida tratando de llegar al municipio atravesando una quebrada”, señaló.
Mientras tanto, los habitantes de Galán y municipios vecinos continúan denunciando que viven incomunicados, cargando a pie sus productos y arriesgando sus vidas en trochas y afluentes que se convierten en trampas mortales cuando aumentan las lluvias.