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En diálogo con BLU Radio, Ana María, una colombiana víctima de trata de personas, relató que una amiga le dijo que se fueran a China, que “allá podrían ir a trabajar comprando mercancía para traer a Colombia y ganar buen dinero”.
Incluso le dijeron que, “trabajando tres meses me iba a poder comprar una casa”.
Pero, después del trámite de visas y tiquetes, llegó a la ciudad de Dongguan, ubicada al sur de China, donde había alguien esperándola en el aeropuerto y, “él me pidió el pasaporte, los tiquetes de vuelo, todo lo que me habían dado en el avión, yo de inexperta se los di”.
Después de eso cuenta que tuvo que trabajar, “en discotecas junto a cuatro o cinco niñas más”, y que los ‘manillas’, como se conoce a quienes manejan la trata de personas en China, “no se mueven de la puerta y si se mueven es porque tienen que ir a cuidar un punto, que es cuando logras ir con un cliente”.
Después de pagar la ‘deuda’, como le dijeron en el aeropuerto, Ana María volvió a verse con su mamá. Indica que el tiempo que estuvo en China podían hablar por teléfono, pero siempre con alguien al frente.
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Agregó que las acompañan todo el tiempo y que una vez se intentó escapar por los balcones del rascacielos en el cual vivía, en el piso 38, “pero a los 8 días me atraparon porque habían amenazado a la persona con la que estaba”.
Además, afirmó que “el 99% de todos lo que manejan chicas en China son colombianos”.
Ana María hace un llamado, en el Día Mundial contra la Trata de Personas, a los jóvenes para que, “aquellas que quieran viajar al exterior así, pues piénselo bien, muchachos, a mí me pasó y ojo con eso, es algo muy serio”.
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Por último, dice que, “a mí me pueden callar una y mil veces con amenazas, pero esto es una experiencia que jamás, jamás en la vida me van a poder callar”.
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