En su más reciente mensaje dominical, el pastor César Castellanos invita a reflexionar sobre la raíz espiritual de la maldición y la pobreza, remontándose al relato del Génesis, cuando el pecado de Adán abrió la puerta a la maldición que afectó la tierra. “Por cuanto esto hiciste… maldita será la tierra por tu causa, espinos y cardos te producirá” (Génesis 3:17).
El pastor enseña que la prosperidad verdadera no depende únicamente del esfuerzo humano, sino de vivir bajo la cobertura divina y de comprender el poder redentor de la sangre de Cristo. Relata su propia experiencia de escasez y cómo, tras renunciar a una palabra profética incorrecta, Dios restauró su provisión. “Esa profecía me había atado, pero cuando renuncié de corazón, el Señor volvió a proveerme”, comparte Castellanos, enfatizando que toda conquista —sea espiritual, familiar o financiera— requiere reconocer que el precio de sangre ya fue pagado por Jesús.
Finalmente, Castellanos recuerda que la bendición divina fluye de un corazón generoso y alegre: “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría… servirás a tus enemigos con hambre y sed” (Deuteronomio 28:47). Invita a los creyentes a servir con gozo, a ofrecer sin presentarse “con las manos vacías” (Éxodo 34:20) y a reconocer que “riquezas duraderas y justicia” (Proverbios 8:18) acompañan a quienes aman a Dios.
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