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El pastor César Castellanos, en su reflexión dominical, profundiza en una poderosa verdad espiritual: el origen real y divino del ser humano. Basado en 1 Pedro 2:9, destaca que “vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios".
Jesús, como el “segundo hombre” (1 Corintios 15:47), vino a restaurar ese linaje perdido, manteniéndose puro en medio de la tentación y venciendo el pecado en la cruz. Su sacrificio nos da la oportunidad de dejar atrás la vieja naturaleza —representada por el “cochinito”— y abrazar una nueva vida en el espíritu.
Finalmente, Castellanos enfatiza que la transformación no se logra con “lavados” superficiales, sino con una rendición completa del yo en la cruz. Solo al crucificar nuestra mente, emociones y voluntad con Cristo podemos dejar el trono vacío para que Él gobierne nuestro corazón. Como dice el apóstol Pablo, “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).
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