Un reciente avistamiento aéreo ha vuelto a encender la atención sobre la base más secreta del mundo: el RAT55, un avión modificado Boeing 737-200 utilizado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, fue captado en pleno vuelo y durante su aterrizaje sobre las instalaciones de Groom Lake, más conocidas como el Área 51.
El descubrimiento fue realizado por Michael Rokita, un aficionado a la aviación que logró documentar el aterrizaje desde una distancia de 42 kilómetros. Las imágenes muestran al RAT55 descendiendo sobre la pista 32 antes de dirigirse al hangar 18, el más grande y reservado de toda la instalación, cuyas imponentes puertas corredizas se encontraban completamente abiertas al momento del aterrizaje.
Identificado por su distintiva silueta, con una "nariz gruesa", una "joroba superior" y otra en la parte inferior del fuselaje, el RAT55 es fácilmente reconocible pese a su bajo perfil público. Según medios locales estas modificaciones corresponden a sistemas especializados de radar que le permiten llevar a cabo misiones de prueba de sigilo aéreo, cruciales para la evaluación de aeronaves furtivas.
El RAT55, acrónimo de Radar Airborne Testbed, o plataforma de pruebas aéreas con radar, está diseñado para ejecutar ensayos críticos que determinan la firma de radar de diversas aeronaves. Estas incluyen desde modelos operativos como el bombardero B-2 Spirit hasta prototipos en desarrollo, tales como el Northrop Grumman B-21 Raider y el aún en fase experimental Boeing F-47, el caza de sexta generación.
Además de su inusual diseño, otro dato relevante confirmado durante el avistamiento fue el uso del distintivo de llamada “Saber 98” por parte del RAT55 durante sus operaciones encubiertas. Este detalle aporta una pieza más al rompecabezas de la aviación militar secreta y a las operaciones que se desarrollan dentro de la altamente restringida zona de Groom Lake.
Aunque su existencia ha sido conocida en círculos especializados, su actividad suele mantenerse en el más absoluto hermetismo. El RAT55 cumple una misión esencial: simular condiciones reales de vuelo para analizar cómo los radares perciben a distintas aeronaves y determinar su capacidad para permanecer ocultas, una ventaja táctica clave en la guerra moderna.
La aparición del RAT55 en el Área 51 no solo confirma su operación desde esa base, sino que también alimenta el creciente interés y especulación sobre lo que ocurre detrás de sus muros. Esta zona ha sido durante décadas objeto de teorías sobre tecnología experimental, armas avanzadas e incluso contacto extraterrestre, lo que convierte cada nueva evidencia en una chispa que enciende la curiosidad pública.
“Aviones de presupuesto oculto, prototipos imposibles y tecnología fuera de nuestra comprensión convencional: eso es lo que representa el Área 51 para muchos. El RAT55 es apenas la punta del iceberg”, comentan expertos en aviación militar y seguridad nacional.
El misterio sigue en el aire, y mientras los cielos de Nevada continúen siendo surcados por aeronaves como el RAT55, el debate sobre los límites entre innovación tecnológica y secreto militar no hará más que intensificarse.