
En el corazón de Valledupar, entre calles que respiran vallenato y recuerdos, emerge un lugar donde la tradición no se escucha solo con los oídos, sino también con el alma. Se trata del Museo Cocha Molina, un espacio que no solo rinde homenaje al Rey de Reyes del acordeón, sino que guarda celosamente las memorias vivas de un pueblo que ha hecho del vallenato su esencia.
Ubicado a pocos pasos de la emblemática Plaza Alfonso López, este museo se ha convertido en una parada obligada para turistas y amantes de la cultura vallenata. La experiencia comienza desde la fachada: un mural vibrante de Cocha Molina recibiendo a los visitantes con la sonrisa de quien supo convertir su música en legado.
La visita se transforma en un recorrido emocional por la vida y obra del maestro Miguel Antonio “Cocha” Molina Díaz. En cada sala, los acordes parecen flotar entre vitrinas que exhiben sus trajes, manuscritos, instrumentos y más de 60 reconocimientos nacionales e internacionales que narran la grandeza de quien, con su acordeón, supo llegar al alma de Colombia. Las paredes cuentan historias, desde sus inicios en Villanueva, pasando por sus triunfos en el Festival de la Leyenda Vallenata, hasta convertirse en uno de los juglares más respetados del país.
Los turistas, muchos de ellos extranjeros que llegan en busca del alma del vallenato, quedan cautivados no solo por los objetos del museo, sino por la atmósfera que lo envuelve. El sonido de los acordeones, cuidadosamente curado, acompaña el recorrido como un susurro del pasado que se niega a morir.
“Lo más bello es que aquí no solo conoces al músico, conoces al ser humano, al padre, al maestro”, comenta una visitante emocionada frente al retrato familiar del artista.
Pero el museo no es solo memoria: es también experiencia viva. En algunos recorridos especiales se organizan conversatorios, encuentros con músicos locales y presentaciones en vivo. Es un lugar donde el pasado y el presente bailan juntos al ritmo de un merengue o una puya. Incluso, los visitantes pueden tocar un acordeón original en uno de los salones, lo que convierte el momento en algo mágico e inolvidable.
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Y para quienes desean llevarse algo más que recuerdos en la mente, la tienda del museo ofrece artesanías, discos de colección y libros sobre la historia del vallenato. Además, el museo ha sido cuidadosamente diseñado para recibir grupos de turistas, estudiantes, investigadores y melómanos, convirtiéndose en un polo de atracción cultural en la ciudad.

“El Museo Cocha Molina es mucho más que un espacio físico: es un símbolo de identidad, un tributo al talento que nace en estas tierras y que, gracias al acordeón, ha logrado atravesar fronteras”, destacan desde la Fundación Huellas del Maestro, entidad que hizo posible esta obra.
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En medio de una ciudad que vibra cada abril con su festival más emblemático, este lugar es el corazón sereno que late todo el año. Valledupar, sin duda, encontró en este museo un pedazo de cielo para honrar a sus ángeles del acordeón. Y para quien lo visita, es imposible no salir tarareando una melodía, conmovido por la historia de un hombre que hizo de la música su inmortalidad.
Datos para visitar el museo:
Ubicación: Calle 15 # 7A-25, Valledupar (a pocas cuadras de la Plaza Alfonso López).
Horarios: De martes a domingo, de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
Valor de la entrada: $10.000 COP para público general. Tarifas especiales para estudiantes y adultos mayores.