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¿Cómo se financiaba la secta de 'El Ungido' y cómo era la participación de sus seguidores?

Algunas víctimas señalaron en Blu Radio que fueron varios años de trabajo para el Ungido y nunca les pagaron las liquidaciones que por ley tenían derecho.

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Reuniones de la 'secta' de 'El Ungido'
Foto: suministrada.

En esta segunda entrega les contaremos cómo, según las víctimas que hablaron en Blu Radio, se financia la supuesta secta del llamado Ungido o el Eterno.

Edinson Camilo Gómez Ruiz, de 48 años, quien se hacía llamar el Ungido o el Eterno, según el relato de quienes convivieron con él y que hoy lo denuncian ante la Fiscalía, lograba estar reunido con abogados, médicos, cirujanos y ciudadanos con dinero en Medellín y Cali, donde tenía negocios como cualquier empresario.

Él iba a lugares y restaurantes caros, mostrando según las víctimas una imagen de riqueza, de abundancia y que el Éden estaba abierto a sus pies. Sin embargo, quienes vivieron con él en las casas que tuvo en diferentes sectores de Medellín en Belén y Laureles, además en Envigado en la Loma del Chocho, estaban en medio de una pesadilla sin ser conscientes.

Alejandra, quien ya está fuera de la secta, dijo en Blu Radio que se sintió engañada por este supuesto mesías, porque a diferencia de ellos a él le empezó a ir mejor.

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“Otras personas económicamente entregaban lo que fuera entonces el tipo empezó a tener, por ejemplo, compró apartamentos, su carro su casa, empezó a tener viajes, a comprar ropa de marca”, relató.

Algunos denunciaron ante las autoridades que tuvieron largas horas de trabajo, que no se compensaba con el dinero que les remuneraba.

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Cristina aseguró que para todo tenían que aportar, en pagos en cuentas de restaurantes, hasta un compartir: “Por ejemplo, cualquier cena o cualquier salida a nosotros nos tocaba financiarla, pues que porque teníamos que atender al Eterno y a la mariposa, ellos eran como los reyes. Pero lo que me exigían era por ejemplo va a haber un paseo, tienes que dar tanto, tú verás como te lo consigues, pero también hacían bullying, por ejemplo, si te veían que tú daba súper poquito lo que sea empezaban a decir, ah, no, pues es que eso es lo que esta quiere a Dios eso es lo que esta quiere el grupo”.

El enviado de Dios, según las autoridades, se aprovechaba de todos, no sólo de las mujeres, sino incluso de hombres que cayeron en la secta como José Luis, quien relató en Blu Radio que trabajó incansablemente para el Eterno.

“La remuneración era poca siempre, pues en los pago por debajo del salario aparte, pues uno también tenía un rol de guardaespaldas. Digamos si él llegaba uno tenía que estar en la puerta por lo general algunos como los demás tenían confianza de que llevaban un arma o estaban armados en algún momento”, contó.

Aunque inicialmente era como un trabajo normal, ya hasta empezaron a vivir en los negocios, como pasaba con una empresa de textiles en Belén, según contó José Luis.

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“Que era la empresa la que pagaba el arrendamiento de del lugar, pues a nosotros no nos cobraban para vivir en esa casa, pero tampoco se nos da, pues como nada más, o sea, la alimentación y todo digamos que uno corría pues como por cuenta propia de cierta manera, pero la alimentación tampoco era buena y el lugar, pues en donde dormía prácticamente era encima de las mismas telas en las que uno trabaja”, aseveró.

Hoy, quienes aún hacen parte de la secta, al parecer, según las investigaciones y denuncias de las víctimas, trabajan en tres negocios en el Valle de Aburrá.

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Lo que dan los miembros a la secta y la rentabilidad de esos supuestos negocios, es que investigan las autoridades si el Ungido se beneficiaba y lo condenan por diferentes delitos, debido a que algunas víctimas señalaron que fueron varios años de trabajo y nunca les pagaron las liquidaciones que por ley tenían derecho.

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