Más de 100 niños indígenas han sido reclutados por grupos armados en el Catatumbo
El pueblo Motilón-Barí denunció un incremento alarmante del reclutamiento forzado de menores durante 2025, una práctica que amenaza su supervivencia y refleja el recrudecimiento del conflicto en la región fronteriza.
La comunidad indígena Motilón-Barí denunció al menos cien casos de reclutamiento forzado de menores durante 2025 en el Catatumbo, una situación que evidencia el recrudecimiento del conflicto armado y la vulnerabilidad de los pueblos ancestrales de la región fronteriza.
Entre enero y agosto de este año, la Asociación de Autoridades Tradicionales del Pueblo Barí Ñatubaiyibari registró un alarmante incremento en las acciones violentas de los grupos armados ilegales que operan en municipios como El Carmen, Teorama, Convención, El Tarra y Tibú.
Las comunidades reportan no solo el reclutamiento forzado de niños, niñas y jóvenes, sino también amenazas, hostigamientos y restricciones a la movilidad de sus líderes. Estos hechos, advierten, ponen en riesgo la vida, la cultura y la autonomía de las 23 comunidades que conforman el resguardo Motilón-Barí.
Reclutamiento de menores de edad.
AFP
En un comunicado público, la organización alertó que los recientes hechos de violencia —entre ellos la desaparición de un joven en Ocaña y la instalación de retenes armados en su territorio— constituyen graves violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario.
Según Alexander Dora, vocero del Observatorio de Derechos Humanos del pueblo Barí, grupos como el Frente 33 de las disidencias de las Farc y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) estarían vinculando a menores de edad a sus estructuras por el conocimiento ancestral que poseen sobre la selva y los caminos del Catatumbo. “Nuestros niños están siendo utilizados como guías para la guerra, cuando deberían estar en la escuela y con sus familias”, aseguró el líder indígena.
Dora también advirtió que detrás de este fenómeno hay una fuerte presión de las economías ilegales, especialmente del narcotráfico, que continúa expandiéndose en el territorio ancestral. “El narcotráfico se ha convertido en un motor de la violencia que padecemos. Hoy la vida de nuestros jóvenes vale lo que cuesta mantener las rutas de la droga en el Catatumbo”, expresó.
Ante este panorama, la comunidad Motilón-Barí hizo un llamado urgente al Alto Comisionado para la Paz y a las instituciones del Estado para que activen mecanismos de protección y convoquen mesas de diálogo que garanticen la participación de las autoridades indígenas. Sin acciones inmediatas y garantías reales de seguridad, advierten, la pervivencia del pueblo Barí se encuentra en grave peligro.