Tregua entre 'Costeños' y 'Los Pepes', ¿una jugada para ejercer presión?
La Fundación Ideas para la Paz, advierte que esta puede ser una forma de presión para que el Gobierno Nacional instale formalmente la mesa de paz urbana con estas estructuras criminales.
Barranquilla atraviesa una de sus etapas más críticas en materia de seguridad. Según datos recopilados por la Fundación Ideas para la Paz (FIP), el año 2024 cerró con 487 homicidios —la cifra más alta en dos décadas— y un aumento sostenido de la extorsión.
Ante esta situación, se ha planteado instalar una Mesa Interinstitucional de Paz para dialogar con bandas como Los Costeños y Los Pepes. Sin embargo, esta iniciativa conlleva serios riesgos que deben considerarse con cuidado.
Desde la FIP se advierte que, aunque una tregua puede contribuir a reducir algunos delitos, también podría convertirse en una estrategia de presión para lograr beneficios judiciales o políticos. La experiencia en otras ciudades ha mostrado que, bajo escenarios de diálogo, disminuyen las acciones policiales y judiciales, lo cual facilita que las organizaciones criminales fortalezcan sus economías ilícitas.
Otro riesgo señalado por la FIP es el escaso conocimiento que tienen las autoridades sobre estas estructuras, en comparación con organizaciones más consolidadas como las de Medellín. Además, el intento de Los Costeños por renombrarse como Bloque Resistencia Caribe evidencia una estrategia de blanqueamiento de imagen para participar como actores políticos, lo cual podría debilitar la legitimidad del proceso.
Finalmente, la FIP subraya la necesidad de un equipo negociador robusto, con líneas rojas claras, y un riguroso control sobre las condiciones carcelarias de los cabecillas. De lo contrario, abrir una mesa sin garantías suficientes podría traducirse no en una salida a la violencia, sino en su sofisticación y expansión.
Fundación Ideas para la Paz (FIP)
Recomendaciones clave de la FIP
La Fundación Ideas para la Paz plantea cinco recomendaciones esenciales para mitigar los riesgos de una mesa de diálogo:
No abandonar las acciones judiciales ni policiales, incluso si se instala una mesa de negociación.
Conocer a fondo las estructuras criminales locales, mediante inventarios y análisis detallados.
Complementar las estrategias de seguridad con políticas de prevención social, especialmente enfocadas en el reclutamiento de jóvenes.
Fortalecer el equipo negociador del Gobierno Nacional, definiendo metodologías y “líneas rojas” claras en la negociación.
Supervisar estrictamente las condiciones carcelarias de los líderes criminales, para evitar que la negociación derive en su empoderamiento desde prisión.
La FIP concluye que una mesa de diálogo no puede entenderse como una solución mágica. Sin institucionalidad fuerte, inteligencia criminal efectiva y control territorial, el riesgo es que estas conversaciones terminen legitimando a las bandas y prolongando su control sobre la ciudad.