Este martes se hizo viral un vídeo en el que el padre Roberto Arenas, párroco del municipio de Pinchote, Santander, cuestionaba la reforma tributaria propuesta por el Gobierno.
El padre decía en su sermón: “Dios me perdone lo que voy a decir, pero frente al atropello que estamos a punto de vivir los colombianos, que ahora nos van a cobrar IVA por todo, que nos van a hacer fiesta con lo poco o mucho que tenemos, sabiendo que con el solo hecho de parar la corrupción alcanza la plata y sobra”.
Creo que el padre como ciudadano y líder de la comunidad tiene todo el derecho de expresar su parecer y de invitar a la reflexión a su comunidad.
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De hecho, estoy de acuerdo con él en muchas de sus afirmaciones. Por ejemplo, el tema de la corrupción es central, si hay una razón por la que el desarrollo no llega a los territorios es la incapacidad para garantizar que los recursos del estado no se pierdan en el proceso. Sin acabar con la corrupción nunca alcanzará ningún presupuesto nacional.
Considero que la propuesta de reforma planteada por el Gobierno tiene puntos inaceptables. Empezando por gravar los servicios públicos en los estratos de la clase media, en un país en el que buena parte de quienes son clasificados como clase media están más cerca de la precariedad que del bienestar.
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Preocupa que el cambio del IVA a alimentos termine encareciendo productos como los huevos, la leche, el pan, la yuca, las frutas, etc. Y especialmente los criterios con los que se decide lo que es esencial y lo que no, desconociendo la cotidianidad de buena parte de los colombianos.
La reforma implicaría que muchas más personas tengan que pagar el impuesto de la renta, con una base que no es posible comprender ni aceptar. Sabemos que dos millones quinientos mil personas no alcanzan para vivir con reales posibilidades de desarrollo.
Un país democrático no puede administrar su economía sobre la base de la supervivencia, tiene que considerar que cada persona y cada familia tenga opciones y recursos para ir progresando.
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Considero necesario que se revise y se ajuste el tema de impuestos a las congregaciones de cualquier religión, y que quienes practicamos una determinada fe seamos tan responsables con nuestro aporte colectivo al estado, como atentos a vigilar en qué se usa.
Entiendo la función de los impuestos y la necesidad de ellos. Por eso es importante que como ciudadanos participemos de la discusión y le exijamos a los congresistas que tomen una posición clara y pública; también, saber cómo vota cada uno de ellos para saber si están respondiendo o no a nuestras necesidades e intereses, y también así tener elementos para tomar mejores decisiones políticas y económicas en el futuro.
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Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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