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Trapos rojos, grito de auxilio y clamor de solidaridad en la pandemia: opinión de Alberto Linero

Basta ya de esa retórica engañosa que nos separa de los demás, según la cual los pobres lo son porque quieren. Es necesario transformar nuestra sociedad para que no haya personas que pasen por esa situación

Alberto Linero / Foto: Instagram @PLinero
Alberto Linero / Foto: Instagram @PLinero

Escuchar las palabras untadas de dolor y de desesperación de los papás y las mamás que no pueden salir a ejercer su trabajo informal o que, si lo hacen, aún en contra de las normas y movidos por su necesidad, no encuentran a quien venderles y por lo mismo no pueden llevar el pan a casa es una las más duras consecuencias de esta pandemia.

Tengamos claro que nada hace sufrir más a un padre de familia que no poder darles a sus hijos lo que desea darles. Ni hablar de lo que implica no poder alimentarles.

Eso es lo que expresan los trapos rojos en algunas casas de Bogotá, se exhiben como un grito de auxilio, como un clamor de solidaridad.

Fue una dura experiencia la que vivimos en el primer pico de esta pandemia y que ahora, cuando los contagios crecen y las salas de uci amenazan con colapsar, vuelven a aparecer debido a la crisis económica, las cuarentenas, y en general a las medidas que se han tenido que tomar.

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Según el programa Bogotá Cómo Vamos, el 12,4 % de los bogotanos son pobres y el 2,5 % están en condiciones de pobreza extrema. Además, el 9% de los hogares de la ciudad enfrentan pobreza multidimensional. Los trapos rojos son un grito que al escucharlo, nos tendría que mover a hacer algo por estas personas.

Es obvio que el primer llamado es para los gobiernos nacional y distrital, que no pueden abandonar ahora los programas sociales que buscan responder a esta situación. Hay que intensificar la tarea para que ningún ser humano se acueste a dormir sin comer. También es un llamado a cada uno de nosotros en cualquiera de nuestros roles y situaciones, para que seamos solidarios. Es que la solidaridad es una de las características fundamentales de ser humano.

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Basta ya de esa retórica engañosa que nos separa de los demás, según la cual los pobres lo son porque quieren. No vivimos en una sociedad que ofrezca igualdad de oportunidades, ni tenemos una organización como nación que nos permita atender a esos que sobreviven en la precariedad por cuenta de la corrupción, la desigualdad, la injusticia.

Lo necesario es transformar nuestra sociedad de tal manera que no haya personas que pasen por esa situación, eso es algo que debemos reflexionar políticamente con seriedad, pero mientras trabajamos en eso hay que pensar en cómo podemos ayudarlos hoy en lo que necesitan.

Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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