¿En qué punto la demasiada confianza empieza a generar desconfianza? Experto explica
El investigador Sergio Molina, PHD en Filosofía, explicó las razones por las que la confianza es una necesidad emocional y social y alertó sobre las consecuencias de la desconfianza excesiva.
Confiar parece algo natural, pero también puede convertirse en una de las decisiones más difíciles que tomamos. Todos, en algún momento de la vida, hemos sido “demasiado confiados” y hemos pagado el precio. Pero, ¿por qué confiamos? ¿Qué hace que una persona pase de la confianza a la desconfianza, y por qué cuesta tanto recuperarla?
El investigador Sergio Molina, experto y PHD en Filosofía, explicó en En Blu Jeans, de Blu Radio, que la confianza y la desconfianza son “una dualidad permanente” que define la manera en que nos relacionamos con los demás. “Todos hablamos de confianza y desconfianza porque lo hemos vivido —por exceso o por falta—. Son experiencias que dejan huella”, señaló.
Vida en pareja.
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Según Molina, la confianza surge como una necesidad emocional y social: “El ser humano naturalmente tiende a buscar lo certero, lo estable, lo que le da tranquilidad. La confianza es un estado confortable que queremos frecuentar”. Sin embargo, ese mismo impulso puede llevarnos a cometer errores si no aprendemos a observar los límites.
El filósofo explicó que la desconfianza también cumple una función protectora. “Desconfianza y miedo van juntos, así como desconfianza y riesgo. La desconfianza puede ser un capital si se maneja con conciencia, porque permite anticipar peligros o identificar patrones que se repiten”.
Pero advirtió que cuando la desconfianza se vuelve constante, puede transformarse en un síntoma: “El desconfiado vive en alerta, se desconcentra, se aísla y empieza a generar hipótesis sobre lo que podría pasar. Eso desgasta y aleja”.
Amigos
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Para Molina, una de las claves está en reconocer en qué confiamos y de qué desconfiamos: personas, lugares, situaciones o incluso de nosotros mismos. “Confío en mí o dudo demasiado de mí mismo. Esa es una pregunta que todos deberíamos hacernos”, señaló.
El experto también habló de la confianza como reflejo cultural: “En algunas sociedades, como la estadounidense, se parte del principio de que la gente dice la verdad, y es el mentiroso quien rompe la confianza. En cambio, en nuestros países se sospecha desde el inicio, y hay que demostrar la honestidad. Es una diferencia profunda que moldea nuestras relaciones”.
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Recuperar la confianza, dice Molina, no es imposible, pero requiere tiempo y evidencia. “Se puede restaurar, pero solo con actos contrarios a los que generaron la desconfianza. Si fallaste, debes mostrar coherencia y compromiso. La confianza se gana despacio y se pierde en un instante”.
“Muchos queremos confiar porque la confianza es un momento de paz. Pero confiar o desconfiar son actos conscientes: uno decide hacerlo. La clave está en afinar los sentidos, escuchar las señales y, sobre todo, aprender a equivocarse con certeza”, finalizó.