Ella es la monja que lloró frente al ataúd del papa Francisco: video conmueve al mundo
Sor Geneviève Jeanningros, amiga del papa Francisco, desafió el protocolo en su último adiós al sumo pontífice.
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Mientras cardenales y obispos se despedían de Francisco, fallecido a los 88 años, una escena inusual capturó la atención: sor Geneviève Jeanningros, una pequeña religiosa de 81 años, de la orden de las Hermanitas de Jesús, se saltó el protocolo establecido para detenerse a orar varios minutos junto al féretro del pontífice sin que nadie la interrumpiera.
Con una mochila a sus hombros, la monja, amiga cercana del Papa, se acercó discretamente al lugar donde reposaban los restos de Francisco para rezar y llorar en silencio.
Esta religiosa, a quien el mismo papa Francisco llamaba la "enfant terrible", dedicó 56 años de su vida a asistir a mujeres transexuales y a los feriantes de Ostia, en la costa de la región del Lacio. Su labor la llevó a acercar estos colectivos marginados al pontífice.
Sor Geneviève comenzó a llevar cada miércoles a las audiencias generales a grupos de homosexuales y transexuales, muchas de ellas trabajadoras sexuales de una zona desfavorecida a las afueras de Roma.
Genevieve Jeanningros, la monja amiga del Papa, llora ante su féretro https://t.co/A1AJ2oFYKi pic.twitter.com/rviK1UGY40
— Europa Press TV (@europapress_tv) April 23, 2025
En un gesto de solidaridad durante la pandemia del coronavirus, sor Geneviève, junto con el párroco don Andrea Conocchia, solicitó ayuda al cardenal limosnero Konrad Krajewski para los feriantes y la comunidad trans, unas 40 o 50 personas, en su mayoría sudamericanas, que se habían quedado sin trabajo.
La influencia de sor Geneviève llegó incluso a permitir que estas personas conocieran al Papa. En una ocasión, acompañó a Claudia, a Marcella y a muchas otras mujeres transexuales al Vaticano. La monja relató a los medios vaticanos un hecho conmovedor: "Incluso una fue asesinada poco después. Se habían tomado una foto con el papa, se la llevé y él rezó por ella".
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Además, sor Geneviève había logrado un acontecimiento inédito: la visita de un Papa, el 31 de julio de 2024, al parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes. Su presencia en el último adiós a Francisco, sin importar el protocolo, subraya la profunda conexión que mantenía con el pontífice y el reconocimiento de su importante labor en favor de los más vulnerables.