Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reciba notificaciones de Blu Radio para tener las principales noticias de Colombia y el mundo.
No activar
Activar

Publicidad

Escándalo de dopaje: aseguran que campeón del Tour de Francia ganó con "ayudas"

El escándalo se re abrió tras la reciente confesión del danés Bjarne Riis de estar "completamente dopado" al ganar la carrera en 1996.

Bjarne Riis.png
Bjarne Riis foto de referencia
AFP

A casi treinta años de haber sido uno de los principales rivales de Miguel Induráin, el danés Bjarne Riis volvió a sacudir al mundo del ciclismo con una declaración sin precedentes: “Estaba completamente dopado cuando gané el Tour”, afirmó en una entrevista reciente, sin buscar redención ni esconderse tras excusas.

Riis, quien conquistó el Tour de Francia en 1996, un año después del último título de Induráin, admitió sin tapujos haber usado EPO, una sustancia prohibida ampliamente utilizada en aquella época. En sus palabras, no hay arrepentimiento, sino una aceptación cruda de lo que él describe como “un sistema que todos aceptamos en silencio”. La confesión, más que una denuncia, pareció un intento personal de catarsis.

Las declaraciones del exciclista danés no tardaron en poner nuevamente bajo la lupa a Miguel Induráin, quien ganó el Tour en cinco ocasiones consecutivas entre 1991 y 1995. Aunque el español siempre ha negado haber recurrido al dopaje, las palabras de Riis revivieron viejas sospechas sobre el ciclismo de esa era, una época marcada por el silencio cómplice y la falta de controles rigurosos.

Por otra parte, Riis ya había confesado públicamente en 2007 el uso prolongado de EPO, pero lo que sorprende ahora es el tono reconociendo el uso directo en el Tour y su actitud frente a la ocurrido: “No me arrepiento”, insistió Riis, quien no oculta su frustración ni intenta maquillar su papel en uno de los capítulos más oscuros del ciclismo.

La edición de 1996 del Tour, ganada por Riis, estuvo marcada por un cambio de generación y la aparición de figuras como Jan Ullrich, Marco Pantani y Richard Virenque. Fue también el año en que el danés ejecutó uno de los ataques más recordados, y polémicos, de la historia reciente, en la subida a Hautacam. Allí, con una aparente facilidad que muchos calificaron como antinatural, dejó atrás a sus rivales mientras miraba a cámara. Años más tarde, las pruebas médicas confirmarían lo que muchos sospechaban: ese día había nacido la “era EPO”.

Para los seguidores del ciclismo español, las palabras de Riis tienen un sabor amargo. En el Tour de 1995, el danés fue tercero, detrás de Induráin y el suizo Alex Zülle, y ya entonces su desempeño en la montaña había levantado sospechas. Ahora, su confesión siembra dudas sobre toda una época y obliga a mirar con otros ojos las hazañas de aquellos años.

Publicidad

Miguel Induráin, hoy retirado y alejado de los focos mediáticos, rara vez se pronuncia sobre estos temas, aunque nunca los evitó cuando se le ha preguntó directamente. Su postura ha sido clara: ganó limpio. Vive con su familia y solo se deja ver públicamente durante el Gran Premio que lleva su nombre.

En contraste, Bjarne Riis permanece excluido del entorno del ciclismo, apartado desde que estalló su escándalo. Observa desde la distancia, mientras sus palabras siguen resonando en un deporte que aún lucha por superar los fantasmas del pasado.

Publicidad