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Creíamos que tras la pandemia del COVID íbamos a ser mejores, pero no: en educación nos rajamos

Quiero destacar la estrategia “evaluar para educar” del Ministerio de Educación, con la que han medido las afectaciones del confinamiento. Quedan retos y desafíos muy grandes.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía Alberto Linero

Seguimos tratando de entender las afectaciones que la pandemia del COVID nos dejó en la vida cotidiana. No se cumplió el vaticinio de que esa dura experiencia de vulnerabilidad, dolor y muerte iba a sacar lo mejor de cada uno, ya que a cada rato constatamos que seguimos siendo los mismos seres con limitaciones, profundos vacíos interiores, miedos y tendencias al egoísmo,que luchamos desde nuestras habilidades y capacidades para ser mejores.

A pesar de esto, si abrimos la perspectiva, nos damos cuenta de que sí hay muchas afectaciones. Algunos estudios las muestran en la salud mental y emocional. Por lo menos se tiene más conciencia de la necesidad de trabajar en estas dimensiones del ser humano. Por eso quiero destacar la estrategia “evaluar para educar” del Ministerio de Educación, con la que han medido las afectaciones del confinamiento en la educación. Consiste en un cuestionario que en esta ocasión se aplicó a tres millones de estudiantes entre tercero y once. Es decir, al 30% de todos los estudiantes del país, ya que hay aproximadamente 10 millones.

Los resultados muestran grandes vacíos en matemáticas y en la gran mayoría de áreas de estudio. De hecho, según el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), los estudiantes no llegaron a más del 61% de aciertos en todas las áreas que estaban siendo evaluadas, lo cual de entrada ya preocupa mucho.

Esto evidencia quequedan retos y desafíos muy grandes que implican revisar los modelos pedagógicos que se se están usando, la calidad de los docentes, generar contextos de enseñanzas que respondan a los desafíos cotidianos. Por mi parte me sigo cuestionando mucho acerca de las afectaciones en el desarrollo de las habilidades socio emocionales de los estudiantes, porque creo que a eso hace falta ponerle mucha atención. Si en lo cognitivo se tienen esos resultados, vale la pena pensar en la vida emocional de los estudiantes, pero sobre todo trabajar para que sus cotidianidades les permitan tener calidad en este aspecto de su existencia. Jóvenes inteligentes y sanos, eso es lo que nuestro país necesita.

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