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Las principales limitaciones son mentales, no físicas: enseñanza de atletas en Juegos Paralímpicos

Sus victorias, sus sueños realizados, sus proyectos de vida, nos demuestran que poseen capacidades distintas a las comunes, y que eso no los hace menos que nadie.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: BLU Radio

Los Juegos Paralímpicos han vuelto a destacar la historia de vida de algunas personas que viven en condición de discapacidad, quienes a través del deporte han encontrado una fuente para inspirarse y desarrollar su proyectos de vida. Estoy pensando en los medallistas colombianos en estos juegos, en especial en Nelson Crispín, Darian Faisury Jiménez, Fabio Torres, Jean Carlos Mina, Moisés Fuentes, José Gregorio Lemos.

Creo que esta es una buena oportunidad para reflexionar sobre nuestra actitud ante las personas que viven en condición de discapacidad. Es el momento para entender que no son personas “anormales”, por lo que hay que evitar cualquier manifestación de discriminación que podamos tener, y a la vez evitar tratarlos con lástima, como si fueran menos dignos que los demás.

Sus victorias, sus sueños realizados, sus proyectos de vida, nos demuestran que poseen capacidades distintas a las comunes, y que eso no los hace menos que nadie. Hay que luchar para vencer todo tipo de barreras que la sociedad les pone a estas personas. Por ejemplo, se requiere que la infraestructura de las ciudades los tengan en cuenta y se adapten de tal manera, que permitan la movilización, el acceso y la participación en las distintas dinámicas sociales.

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A mí particularmente me ha tocado deconstruir muchos paradigmas mentales a la hora de relacionarme con amigos y compañeros que viven en esta condición, y me ha funcionado esforzarme en: Actuar con naturalidad, evitando que se les haga sentir mal por las diferencias o exagerar las actitudes paternalistas. No suponer que necesitan ayuda, sino ofrecerla tranquilamente y esperar su respuesta.

Tenerlos en cuenta pidiendo su opinión o escuchándolos con atención, como hago con todas las demás personas. Respetando sus decisiones, sabiendo que cada uno tiene derecho a construir su proyecto de vida como lo ha decidido conscientemente. No puedo negar que no ha sido tan fácil para mí por la formación religiosa tan proclive al servicio y que en estos casos se puede exagerar, siendo más bien una ocasión de hacerlos sentir mal.

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Confieso que a veces fallo, por lo que siempre estoy atento a brindarles los espacios que requieren para seguir adelante, pero haciéndolo en todo momento desde el respeto y la equidad. Compartir con muchos de ellos me ha hecho tener claro que las principales limitaciones son mentales y no físicas.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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