Atleta santandereano necesita silla de ruedas para competir en torneos nacionales
Mario Córdoba, es un paratleta santandereano que convirtió el dolor en fuerza y hoy lucha por seguir compitiendo.
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Hace diez años, la vida de Mario Córdoba cambió para siempre. Una bala perdida lo dejó parapléjico el 31 de diciembre de 2015, cuando fue víctima colateral de un ataque sicarial en Bucaramanga. Lo que parecía el fin de sus sueños se transformó, con el tiempo, en el comienzo de una historia de superación, disciplina y esperanza.
Mario, hoy de 33 años, recuerda que durante más de un año cayó en una profunda depresión. “No quería comer, no quería bañarme, no quería vivir. Me encerré en mi dolor. Solo contaba con el apoyo de mi hija y de su mamá, y de mi hermano que siempre ha estado conmigo”, cuenta.
Su vida dio un giro gracias a un amigo, Freddy Ramírez, quien también era deportista y empezó a visitarlo con frecuencia.
“Él me sacó de la casa, me habló del deporte y poco a poco me fui motivando”, dice. Así conoció el para-atletismo, un camino que lo llevó a encontrar nuevamente sentido a su vida.
Mario empezó probando diferentes disciplinas como maratón, rugby en silla de ruedas, y finalmente atletismo de campo, donde encontró su verdadera pasión.
“Un día un profesor me dijo: ‘Móntese en esa silla atlética y mire cómo le va’. Me subí y sentí que ese era mi lugar”, recuerda con una sonrisa. Apenas un mes y medio después, ya estaba compitiendo oficialmente en Barranquilla, en octubre de 2018.
Pero su historia no ha estado exenta de tragedias. Después de su primera competencia, un incendio arrasó con su vivienda en la invasión José María Córdoba, en el norte de Bucaramanga.
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“Perdí mi casa, mis cosas, mis recuerdos. Quedé en la calle. Pero hoy entiendo que Dios me quitó la movilidad de las piernas, pero me tenía para ser paraatleta. Me quitó una casa, pero me ha dado bendiciones hoy tengo casa”, dice con esperanza.
Desde entonces, Mario se ha convertido en uno de los deportistas con discapacidad más destacados del departamento. Es subcampeón nacional, medalla de plata en los Juegos Paranacionales del Eje Cafetero 2023, y ha representado a Santander en competencias en Cali, Ibagué, Medellín, Cartagena, Bogotá y Armenia.
Actualmente, es administrador del estadio de atletismo La Flora y trabaja con el Inderbu. Además, se prepara para iniciar estudios en Administración Pública en la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) en 2026, con el propósito de enfocarse en la gestión de políticas para personas con discapacidad.
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Sin embargo, hoy enfrenta una nueva meta: necesita apoyo para modificar su silla de ruedas deportiva, requisito indispensable para poder competir en las clasificatorias a los Juegos Paranacionales de 2027.
“La silla que tengo pesa casi 13 kilos, cuando una profesional pesa 5. Solo el marco nuevo cuesta entre 6.500 y 7.000 dólares, unos 32 millones de pesos. No es fácil conseguir ese dinero, pero no pierdo la fe”, explica.
Por eso, Mario hace un llamado a las entidades deportivas, a las empresas privadas y a las personas de buen corazón para que lo ayuden a seguir representando a Santander y al país.
“A pesar de todo lo que he vivido, no he dejado de insistir ni de soñar. Solo pido una oportunidad más para seguir compitiendo y demostrando que con voluntad se puede salir adelante”, dice.
De aquel joven mecánico de motos que un día perdió la movilidad, hoy queda un hombre que inspira. Un atleta que corre desde su silla con el impulso de la vida, con la fuerza del ejemplo, y con la convicción de que los límites están en la mente, no en el cuerpo.