Cansados del deterioro de la carretera nacional que comunica a San Gil con el Socorro y Barbosa, campesinos, transportadores y habitantes del sur de Santander decidieron tomar la iniciativa y tapar por su cuenta los enormes huecos que representan un peligro constante para quienes transitan por este importante corredor vial que conecta a Santander con Boyacá y Cundinamarca.
En sectores como El Luchadero y varios puntos de San Gil, los mismos conductores, con apoyo de la comunidad, adelantaron trabajos de reparación con materiales improvisados, intentando reducir el riesgo de accidentes.
Según denunciaron, estas labores se realizan sin respaldo alguno del Instituto Nacional de Vías (Invías) ni del Ministerio de Transporte, entidades responsables del mantenimiento de la vía.
Los manifestantes aseguran que, mientras los recursos recaudados en los peajes desaparecen sin que se vea una inversión real, la carretera continúa convertida en lo que llaman “una vía de la muerte”, por el alto número de siniestros que allí ocurren.
También cuestionan la falta de gestión de los alcaldes de municipios como Oiba, Suaita, Socorro, Pinchote, San Gil, Curití y Aratoca, a quienes acusan de indiferencia ante la grave problemática de movilidad que afecta la región.
La comunidad mantiene una protesta pacífica con las talanqueras levantadas y sin pago de peajes, en exigencia de que Invías y delegados del Gobierno Nacional lleguen al territorio para establecer un diálogo directo y cumplir los compromisos adquiridos en anteriores jornadas de paro.
“El pueblo sigue demostrando que es más grande que sus dirigentes”, afirmaron los líderes comunales, quienes advirtieron que las acciones de protesta continuarán hasta que se inicien las obras de recuperación definitiva de la vía.