La Universidad ECCI, comprometida con los desafíos ambientales globales y con una visión crítica y actual, se posiciona como una institución que forma líderes ambientales preparados para contribuir de manera activa a objetivos como conservar el 30 % del planeta para 2030, según el Acuerdo de Kunming-Montreal, y para transformar, desde la educación, la conexión de las futuras generaciones con la biodiversidad.
En un mundo donde la biodiversidad desaparece a una velocidad alarmante, entre 100 y 1.000 veces más rápido de lo esperado de forma natural, la Universidad ECCI asume con decisión el compromiso de formar profesionales que lideren la protección de los ecosistemas. A través de su programa de Ingeniería Ambiental, esta institución se posiciona como un actor clave en la lucha contra una de las crisis más graves del siglo XXI.
(Cápsula embebida)
La desaparición de especies no afecta únicamente a íconos de la fauna como los jaguares o los delfines. También compromete la existencia de organismos esenciales para el equilibrio del planeta, como abejas polinizadoras, microorganismos del suelo, peces de agua dulce, árboles nativos y otras formas de vida invisibles pero vitales. Su pérdida pone en riesgo servicios ecológicos fundamentales: el agua potable, la producción de alimentos, la regulación del clima y el control de plagas.
La universidad reconoce que la defensa de la biodiversidad va más allá de la conservación ecológica: está ligada a la salud pública, la seguridad alimentaria, la estabilidad climática y, sobre todo, a la justicia social. Además, las actividades humanas que más deterioran los ecosistemas, como la minería, la deforestación o el avance indiscriminado de la agricultura, suelen afectar con mayor dureza a comunidades rurales e indígenas que han sido históricas guardianas de esos territorios.
Por esta razón, la formación impartida por la ECCI no solo se enfoca en el conocimiento técnico, sino que también incorpora un enfoque ético y social. Se valora el trabajo con comunidades, se respetan los saberes ancestrales y se promueven soluciones de conservación con justicia ambiental y participación colectiva.
Los futuros ingenieros e ingenieras ambientales de esta universidad reciben una preparación integral, basada en el análisis crítico, la comprensión sistémica de los problemas y el diseño de respuestas sostenibles. Desde el aula hasta el terreno, se entrenan para abordar desafíos reales: diseño de corredores ecológicos, monitoreos biológicos, diagnósticos ambientales y estrategias de mitigación frente al cambio climático.
Como parte esencial de su aprendizaje, los estudiantes realizan salidas de campo a ecosistemas clave del país, como Bahía Málaga, el Cocuy, el Guaviare o el Chocó. Allí, no solo identifican especies y analizan los impactos de la acción humana, sino que también desarrollan proyectos de conservación en colaboración directa con las comunidades locales, lo que refuerza su formación con experiencias concretas y transformadoras. Ingresa aquí para más información sobre este programa.