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Esto fue lo último que dijo Omayra Sánchez antes de morir en Armero hace 39 años

Todos los colombianos vivieron a través del rostro de la pequeña Omayra el dolor de lo que pasó en Armero el 13 de noviembre de 1985. Sus últimas palabras se las dedicó a su mamá.

Una imagen de Omayra Sánchez, una niña de 13 años que quedó atrapada en el barro tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985.
Omayra Sánchez, una niña de 13 años quedó atrapada en el barro tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz en 1985, en Armero.
Foto: AFP.

Omayra Sánchez fue la niña de 13 años cuyo rostro e historia se convirtió en un símbolo de la tragedia de Armero , ocurrida tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985.

¿Qué sucedió con Omayra en Armero?

Durante la erupción, una avalancha de lodo y escombros sepultó a Armero, atrapando a Omayra entre los restos de su casa.

A pesar de estar atrapada por los escombros y sumergida hasta el cuello en agua contaminada, Omayra sobrevivió durante varios días. Su sufrimiento fue transmitido en vivo por televisión a todo el mundo, convirtiéndola en un rostro de la tragedia.

Según lo relata la fundación Armando Armero , otros niños y adultos enfrentaron angustias similares en soledad o en lugares donde los reporteros no pudieron llegar.

"Lo especial de Omaira fue la fortaleza, alegría y serenidad con las que afrontó el dolor de esos días, hablando con comunicadores, curiosos y personas que la rodeaban", señala la fundación.

¿Cuáles fueron las últimas palabras de Omayra Sánchez?

Diferentes fuentes que cubrieron la tragedia de Armero y en el caso puntual que acompañaron a la pequeña niña durante las horas que pasó con vida sin poder salir de los escombros, recogieron sus últimas palabras, todas dedicadas a su mamá, Aleida Garzón.

 Omayra Sánchez enterrada en el lodo en la tragedia de Armero.
Omayra Sánchez quedó enterrada en el lodo en la tragedia de Armero. Fue imposible su rescate.
Foto: AFP.

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En una entrevista que le dio la vuelta al mundo Omayra dijo: "Madre, si me escuchas, quiero que reces por mí para que todo salga bien"; luego de ese momento la pequeña empezó a alucinar, hablaba de su escuela y finalmente falleció a pesar de los esfuerzos de quienes intentaron rescatarla.

Omayra Sánchez nació en Armero el 28 de agosto de 1972, hija de Álvaro Enrique Sánchez y Aleida Garzón. Cursaba el primer grado de secundaria en el colegio La Sagrada Familia y se preparaba para sus exámenes finales cuando la avalancha la arrastró, junto con su padre, su tía Yinet Soliria y su prima de solo 45 días de nacida.

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Álvaro Enrique alcanzó a poner a salvo a su hijo, pero Omayra, que se refugió bajo la cama junto con su tía y su prima, quedó atrapada. Su hermano logró sobrevivir, pero su padre, su tía y Omayra fueron víctimas de la avalancha implacable de lodo y piedras.

Según cuenta la fundación Armando Armero la imposibilidad de rescatarla con vida se debió a la falla en las motobombas.

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"Quienes la conocieron aún la recuerdan con su uniforme a cuadros, caminando desde el barrio Santander hasta el barrio 20 de Julio, donde se encontraba el colegio La Sagrada Familia. Allí se destacaba como la mejor estudiante, soñaba con ser arquitecta y era muy aplicada en sus estudios, según sus compañeros. Además, amaba la música y el baile, pasión que se reflejaba en las danzas que más disfrutaba: el bunde tolimense y el sanjuanero, que interpretaba con entusiasmo en el colegio".

¿Por qué su historia tuvo tanto impacto? La historia de Omayra conmovió al mundo debido a varios factores:

  • Su valentía y esperanza: A pesar de su terrible situación, Omayra mantuvo una actitud positiva y esperanzadora, pidiendo a los rescatistas que ayudaran a otras personas atrapadas antes que a ella.
  • La impotencia de los rescatistas: La imposibilidad de salvar a Omayra, a pesar de los esfuerzos de los equipos de rescate, generó una gran sensación de frustración y tristeza.
  • La cobertura mediática: La transmisión en vivo de su sufrimiento permitió que millones de personas en todo el mundo fueran testigos de su agonía, lo que intensificó el impacto emocional de la tragedia.

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