El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, se pronunció sobre la compleja realidad de la política de paz total del Gobierno del presidente Gustavo Petro, haciendo un diagnóstico sobre los procesos en curso con diferentes grupos armados.
En diálogo con El Radar de Blu Radio, habló específicamente de uno de los temas centrales y más controvertidos, que tiene que ver con la suspensión de algunas extradiciones, especialmente para aquellos cabecillas vinculados con el narcotráfico que buscan acogerse a los diálogos de paz.
“La paz total empezó con una gran desilusión, fundamentalmente por el proceso fallido con el ELN y como era el proceso, al parecer, más importante, esa desilusión empezó a generar un ambiente muy negativo en el conjunto de los procesos”, describió.
Sin embargo, aseveró que con otros procesos que “eran un poco despreciados por mucha gente”, siguen avanzando. En ese sentido, recalcó que la paz “ha ido abriendo camino” con sectores que “sí quieren la paz”.
Grupos armados y sus negocios con el narcotráfico
Fue enfático al reconocer la implicación de los actores armados en el negocio del narcotráfico, una preocupación compartida por entidades internacionales como Estados Unidos, que están al tanto de estas situaciones.
“Somos plenamente conscientes que todos los actores armados que hay ahora están involucradas en negocio de narcotráfico. De eso no nos metemos engaños, de que hay actores políticos y que hay otros actores que son puramente delincuenciales, en eso tenemos perfecta claridad”, señaló.
Ante los cuestionamientos sobre el uso del “ropaje” de actores políticos o de grupos armados ilegales con motivaciones políticas para evitar la extradición, mencionó que el Gobierno tiene una postura clara.
Explicó que, aunque se abre la puerta a aquellos que manifiestan una voluntad de transitar hacia la legalidad, la suspensión de las órdenes de captura, incluso con fines de extradición, es una medida condicionada y no absoluta.
“Ahora bien, algunos de estos actores o partes de estos actores han mostrado una voluntad de transitar hacia una legalidad y en ese sentido abrimos la puerta para que ello suceda y, sobre todo, que veamos que esos procesos han avanzado tanto que me ameritan que las órdenes de captura, aún con motivos de extradición, sean suspendidas”, puntualizó.
Y es que el Gobierno no niega la posibilidad de extradición ni la acepta de inmediato, sino que opta por una tercera vía: “Aceptar que la extradición de ellos, pero que no se aplica de inmediato mientras estén avanzando”.
Aclaró que esta estrategia busca mantener los tratados con Estados Unidos, evitando una ruptura en la cooperación bilateral. La suspensión es, de acuerdo con el comisionado, una herramienta para facilitar el avance de los procesos de paz sujeta a la demostración de compromisos reales por parte de los grupos armados.
En ese sentido, detalló los dos elementos fundamentales que el Gobierno evalúa para determinar si un grupo está cumpliendo y avanzando lo suficiente como para mantener la suspensión de la extradición:
- Vocación de ubicarse en una zona de ubicación temporal: este, según recalcó, es un “elemento muy importante” que demuestra la voluntad de concentrarse y desmovilizarse en un espacio geográfico definido.
- Voluntad de erradicar cultivos ilícitos: aclaró que se trata de la disposición a participar en la sustitución de cultivos de uso ilícito es otro indicador crucial de compromiso con la legalidad.
Patiño mencionó ejemplos concretos de esta voluntad, como la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, que ha planteado la posibilidad de erradicar 15.000 hectáreas en Nariño y otras en Putumayo.
Asimismo, los Comuneros del Sur han proyectado la erradicación de unas 5.000 de 7.000 hectáreas sembradas con coca en la zona de Abades, Nariño. Incluso el frente 33 y otros grupos en Tibú, una de las zonas con más coca en el Catatumbo, también han expresado su deseo de participar en la sustitución, según explicó.