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Que la relación con lo digital no nos lleve a ver cómo nos pasa la vida por delante: Alberto Linero

Los papás no pueden pretender que los aparatos críen a sus hijos. Los adultos deben ser consecuentes en el uso moderado y sano de la tecnología.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía Instagram @PLinero

El niño de cuatro años está en plena pataleta en el centro comercial. Sus padres asustados, no saben qué hacer. Las personas pasan y miran con una actitud de desaprobación. El berrinche se intensifica y la mamá saca una tablet y se la pasa al pequeño, quien, con aires de haber ganado, la recibe e inmediatamente queda embobado, paralizado y absorbido por el mundo al que la pantalla le permite ingresar.

No sé en cuántas casas se repite esta escena, pero entendí por qué se ha propagado tanto ese miedo a estar desconectados, el hecho de que no sepan qué hacer con el mundo o simplemente la adicción a las pantallas en los menores. Por eso hoy quisiera proponer, desde la psicología, algunas pautas a tener presentes para que este tipo de adicción , tan normalizada en nuestros días, no termine siendo un problema grave:

Lo primero es entender que muchas veces los niños se sumergen en el mundo digital porque no encuentran comunicaciones más emocionantes en sus hogares. Para esto es necesario que los papás aprendan a generar contextos que les permitan a ellos sentir la necesidad de compartir tiempo con la familia . Eso obviamente desde la comunicación asertiva y la escucha activa.

Lo segundo podría ser comprender la necesidad de enseñarles a manejar el tiempo libre, de manera que el internet no sea la única opción. A los niños hay que brindarles espacios para que desarrollen el ocio de manera positiva, haciendo actividades que les favorezcan.

Lo tercero es tener claro que el internet es un mundo lleno también de peligros, y que por eso se hace prudente que los papás tengan control. No pueden pretender que los aparatos críen a sus hijos.

Y lo último, pero no menos importante, es reconocer que los más pequeños siguen el ejemplo de los papás, lo que exige a los adultos ser consecuentes en el uso moderado y sano de la tecnología.

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Ojalá que la relación con lo digital nos lleve siempre a desarrollar habilidades y no simplemente a ver cómo nos pasa la vida por delante. Los niños necesitan saborear el mundo real.

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