La Defensoría del Pueblo advirtió sobre la crítica situación de hacinamiento que enfrentan las estaciones de Policía de Bucaramanga, donde el sobre cupo alcanza un 740%, especialmente en las unidades Norte, Centro y Sur. En una reciente visita de inspección, los funcionarios encontraron graves deficiencias en las condiciones de reclusión, entre ellas la falta de colchonetas, sanitarios inservibles y fallas en las instalaciones eléctricas.
La entidad señaló que estos espacios, concebidos como centros transitorios, hoy funcionan como verdaderos lugares de reclusión permanente, sin las mínimas condiciones de dignidad para las personas privadas de la libertad.
“Avanzamos en el compromiso de la Alcaldía de Bucaramanga para gestionar recursos que permitan adecuar estas infraestructuras y garantizar el respeto de los derechos humanos de la población carcelaria”, indicó la Defensoría del Pueblo a través de su cuenta en X.
La crisis se evidenció aún más la noche de este lunes 25 de agosto con un motín registrado en la Estación de Policía Norte, ubicada en la carrera 15 con calle 4. Internos quemaron varias colchonetas dentro de una celda, generando un incendio que fue controlado por el Cuerpo Oficial de Bomberos. Según el reporte oficial, 14 detenidos resultaron con heridas leves, mientras que la infraestructura no presentó daños de consideración.
Hernando Mantilla, defensor de derechos penitenciarios, aseguró que este episodio es el reflejo del grave hacinamiento que viven los internos.
“Los internos están en condiciones indignas. La falta de comunicación con sus familias, la negación de las encomiendas y la carencia de espacios adecuados exacerban los ánimos. Lo ocurrido en la estación Norte es lamentable y muestra cómo estos lugares se han convertido en depósitos de seres humanos, donde pareciera que se les niega su condición de personas”, afirmó.
Mantilla pidió a las autoridades locales y nacionales adoptar medidas urgentes y estructurales que permitan descongestionar estas estaciones de Policía y garantizar una reclusión digna.
“Estar privados de la libertad no significa perder su humanidad. Se debe respetar su vida y sus derechos, mientras se avanza en soluciones reales para la crisis carcelaria”, agregó.