La Fiscalía General de la Nación confirmó nuevos hallazgos sobre el caso del subintendente Luis Hernando Peña Bonilla, secuestrado durante la toma de Mitú en 1998 y asesinado por las Farc en 2003, cuyo cuerpo nunca ha sido encontrado. La fiscal general, Luz Adriana Camargo, indicó que en los dispositivos incautados a alias ‘Calarcá’, mando de las disidencias de las Farc, se halló información relevante relacionada con el paradero del uniformado.
Camargo explicó que el contenido fue detectado durante las verificaciones desarrolladas en el último año y que los detalles ya fueron entregados al Grupo de Búsqueda (Grube), que trabaja en terreno con criminalistas, topógrafos, antropólogos y personal de la Dijín para reducir el área de búsqueda. “En esos dispositivos se encontró información que tiene que ver con el paradero del subintendente Peña Bonilla, y tenemos equipos del Grube y de la Policía Nacional haciendo labores para encontrar los restos humanos”, señaló la fiscal.
El subintendente Peña Bonilla es una de las víctimas más emblemáticas de la toma de Mitú. Fue secuestrado por el Bloque Oriental de las Farc junto con otros uniformados que defendían la estación de Policía. Su familia inició una búsqueda que se ha prolongado por más de dos décadas. Diversos testimonios recogidos a lo largo del tiempo han descrito el sufrimiento del uniformado en cautiverio.
La versión sobre su asesinato fue narrada por exsecuestrados como Orlando Beltrán ante la JEP, quien relató que Peña habría sido sometido a torturas que le generaron graves problemas mentales y luego fue fusilado bajo el pretexto de un intento de fuga. Otro compañero de cautiverio aseguró haberlo visto por última vez entre diciembre de 2001 y enero de 2002 en un campamento.
La nueva información encontrada en los archivos de alias ‘Calarcá’ representa el avance más significativo en años dentro de este caso, cuya resolución es una deuda histórica con la familia del subintendente Peña. La Fiscalía espera que las labores en terreno permitan finalmente localizar sus restos y cerrar un ciclo de dolor que se ha extendido por más de 25 años.